jueves, 31 de enero de 2013

Esperanza Real...


En la Biblia leemos: “...las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4)

La nota, referida a un terrible hecho de violencia ocurrido en un país que se caracteriza por ese tipo de acciones que siempre quedan impunes, decía: “Una multitud se reunió en... para protestar por... los carteles que llevaban decían... queremos justicia... las palabras están atrapadas en mi corazón... se destacaba uno que llevaba un hombre mayor afirmando que es la primera vez en mucho tiempo que tengo esperanza...”. El autor terminaba la nota diciendo: “la esperanza era un sentimiento inusual, en medio de la expresión de rabia y dolor”

¡Cuánta gente nace, vive y muere sin esperanza! Y aún aquellos que quizás la tienen al nacer, mientras viven la van perdiendo...
  • “Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza” (Job 7:6)
  • “La esperanza que se demora es tormento del corazón...” (Proverbios 13:12)
¿Qué es la Esperanza?

El Diccionario dice de ella: “La esperanza es el estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro”
La Biblia nos dice:
  • “Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro” (Job 11:18)
  • “Porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada” (Proverbios 23:18)
  • “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios... la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:1-2,5)
No podemos vivir sin Esperanza. Y es necesario que lo que esperamos, tenga posibilidades de concretarse. Humanamente esto fallará muchas veces, pero espiritualmente, Dios nos da seguridad absoluta en la Esperanza que El provee:
  • “Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento: para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firma ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:17-20)
La Palabra de Dios y la Obra del Señor Jesucristo nos aseguran la Esperanza si nuestra fe está puesta en ello...
  • “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza” (1 Timoteo 1:1)
Recordemos: Solamente la Esperanza correcta nos llevará al final esperado...
TBS

miércoles, 30 de enero de 2013

Misericordia y Compasión


La Biblia nos dice: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18)

La nota aconsejaba qué decir y qué dejar de decir cuando algún amigo se enferma. No diga: “te ves bien” porque minimiza la situación del enfermo..., ni, “al menos no tendrás que trabajar” porque puede tener muchas cuentas por pagar y se angustiará; o “si te relajas te vas a sentir mejor” porque puede estresar más al que está sufriendo... Mejor es expresar comprensión y empatía: “No sé qué decir, pero me importas... si debes llorar, tengo muchos pañuelos... voy al súper... ¿te traigo algo?”

Pueden parecer trivialidades, pero resultan claramente significativas para los que pasan por situaciones de dolor y enfermedad, donde tal vez necesitan más ayuda, más dinero, menos preocupaciones.

En la Biblia encontramos muchas recomendaciones acerca del trato hacia el que padece algún tipo de dolor sea físico o emocional:
  • “En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los labios empobrecen... Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” (Proverbios 14:23; 16:24)
Para poder expresar palabras adecuadas a la situación dolorosa del prójimo, necesitamos una Obra en nuestro corazón, que nos prepare y disponga a hacerlo:
  • “El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente” (Proverbios 22:9)
  • “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7)
  • “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:36)
  • “Antes, sed benignos unos con otros, misericordiosos...” (Efesios 4:32)
  • “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables... bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Pedro 3:8-9)
Es difícil comprender el dolor ajeno si no se ha vivido igual o semejante circunstancia, pero ello no nos exime de mostrar misericordia, porque esto es algo que proviene del Señor:
  • “He aquí tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11)
Y así como actuaba el Señor, nos dice que debemos hacerlo nosotros:
  • “y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos... y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo; y no tienen qué comer, y enviarnos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino...” (Mateo 14:14; 15:32)
  • “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15)
  • “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:32)
Recordemos: Dios es Compasivo, Misericordioso y Su Ejemplo debe servirnos para imitarlo en el trato con nuestro semejantes en necesidad...
TBS

domingo, 13 de enero de 2013

Sutilmente...


La Biblia nos dice: “Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad...” (2 Corintios 4:2)

Una nota hablaba acerca de despenalizar el consumo de una de las drogas más conocidas y utilizadas y no por ello menos malignas y adictivas. La nota se explayaba en cómo se debía proceder para la legalización de consumo, producción y venta, colocándola a la par de otros “logros” como el aborto y el casamiento de personas del mismo género.

Al leerlo me vino a la mente la palabra “sutil o sutilmente”, cuyo significado es “perspicaz, agudo, ingenioso, sagaz, astuto, suave, delicado, cuidadoso, detallado”

¿Y en qué más me hizo pensar? En 2 Corintios 2:11: “...para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”

Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a imagen y semejanza suya, lo cual debe necesariamente significar que tenía un elevado grado de inteligencia. Por lo tanto, cuando el pecado entró en el mundo, lo hizo mediante un engaño sutil y no de manera burda o escandalosa como lo esperaríamos:
  • “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho...” (Génesis 3)
Luego la pecaminosidad fue escalando posiciones, hasta límites insospechados:
  • “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra... Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal...” (Génesis 6)
  • “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error... teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay; por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efesios 4:14,18-19)
El pecado llego a abundar, y fue allí donde tuvo que sobreabundar la Gracia de Dios:
  • “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 5:20-21)
La Gracia de Dios es la más poderosa manifestación de su Obra. Pero ¡cuántos estragos producidos por el pecado debemos lamentar debido a la astucia del maligno hasta que la Gracia realiza su Obra!

Seamos cuidadosos para no ser embaucados por las sutilezas del pecado y tengamos en cuenta la advertencia del Apóstol Pablo:
  • “No reine pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:12-16)
Recordemos: Lo que la Biblia dice que es pecado no dejará de serlo por más sutilmente que sea disfrazado...
TBS

sábado, 12 de enero de 2013

Consolados...


La Biblia nos dice: “...para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:18)

La nota del periódico decía: “Si por lo menos la situación política nos diera indicios de mejoría podríamos tener consuelo”. Luego el autor continuaba: “Mis votos por... no fueron escuchados... las esperanzas suscitadas por... se hicieron polvo... la regulación de... quedó en rumores... En el plano de... no hubo avances significativos...”

La mayoría de la gente llega a estados graves de desconsuelo a causa de las cosas que no ocurren como las esperaban. Somos humanos y esto es natural en nosotros, nos preocupamos, nos angustiamos, perdemos de vista el horizonte.

Le ocurría en ocasiones hasta a los escritores de la Palabra inspirada de Dios:
  • “Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado... Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí...” (Salmos 116:3; 142:3)
  • “Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia... Por lo cual, por amor de Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias...” (2 Corintios 5:4; 12:10)
¿Por qué no desfallecían? ¿Dónde hallaron estos hombres consuelo y fortaleza?

En la Palabra de Dios:
  • “Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado” (Salmos 119:49-50)
En las Promesas de Dios:
  • “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-4)
En los Propósitos de Dios para nosotros:
  • “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:11)
Sin este sostén para nuestras vidas, no podríamos salir adelante:
  • “Hubiera yo desmayado si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová, esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Salmos 27:13)
  • “Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias. No me entregaste en mano del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso” (Salmos 31:7)
Y todo lo que nos permita vivir, tendrá un objetivo concreto:
  • “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación” (2 Corintios 1:3-5)
Recordemos: Acudamos a la Fuente de Consolación, para que podamos ser fortalecidos en ella...
TBS

viernes, 11 de enero de 2013

Bendita Esperanza


La Biblia nos dice: “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5)

El título de la nota era: “La esperanza del 2013. Crisis en... recesión en... El efecto global sobre... y el sueño de un año más próspero. O menos caótico” Luego agregaba: “Es casi una constante empezar un nuevo año con un balance... Y con votos de esperanza para el futuro... de no ser por la esperanza... habría dificultades para mantener el ánimo... Es mejor imaginarnos que ocurrirá algo positivo en el futuro...”

Es verdad, sin esperanza no se puede vivir. No se puede soñar, imaginar ni actuar. Pero... ¿esperar en qué? Allí está la verdadera cuestión... Si ponemos la esperanza en lo material o en lo humano, seremos defraudados y desanimados sin dudas:
  • “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!” (Isaías 31:1)
  • “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo,y su corazón se aparta de Jehová” (Jeremías 17:5)
¿Cuál es entonces, la Esperanza que no nos defraudará y nos permitirá elevarnos hasta el infinito?
  • “Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti... Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré... Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras” (Salmos 39:7; 62:5; 73:28)
  • "Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado... antes bien, con toda confianza, como siempre...” (Filipenses 1:20)
  • “Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia” (2 Tesalonicenses 2:16)
  • “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3)
El mundo entero podrá entrar en crisis... La vida podrá volverse un caos... El desánimo y la negatividad podrán escalar posiciones, pero si nuestra esperanza está basada en el Señor y en las Promesas de su Palabra, entonces y solo entonces lo que esperamos tendrá respaldo. Nuestros sueños tendrán realización. Y cualquier cosa que nos propongamos dentro de la Voluntad de Dios llegará al fin que el Señor quiera darle:
En lugar de sentirnos como Job 7:6:
  • “Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza”
Podremos asegurar que estaremos como Isaías 50:7 y Salmos 71:1:
  • “Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como el pedernal, y sé que no seré avergonzado”
  • “En ti, oh Jehová, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás”
Recordemos: La Esperanza puesta en el Señor jamás nos defraudará...

TBS

jueves, 10 de enero de 2013

El Amor...


La Biblia nos dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (1 Corintios 13:1)

La entrevista en el diario decía: “...habla del amor (o la falta de él) como una categoría histórica. La palabra amor está en desuso... yo la uso deliberadamente, casi como una provocación. De verdad pienso que el epicentro de muchos problemas es la falta de amor...”

La falta de amor genera separación de Dios:
  • “Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido...” (Juan 8:41-42)
  • “El que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:8)
La falta de amor genera maldades y malas conductas:
  • “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios... como Caín, que era del maligno y mató a su hermano... Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 3:10; 4:20)
La falta de amor genera temores y desconfianza:
  • “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18)
La presencia del Amor en la vida de la persona, produce resultados que ni imaginamos:
  • “El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas” (Proverbios 10:12)
Cuando el amor se desarrolla y crece, luego que conocemos el amor verdadero de Dios, nuestras vidas son transformadas, y eso al mismo tiempo, afecta a todo lo que nos rodea:
  • “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero... y nosotros tenemos este mandamiento de él: el que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 4:19,21)
  • “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser... Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13)
Recordemos: Dios nos amó, y debido a ese amor, podemos tener esperanza y fe... Dejemos que el amor de Dios guíe nuestros actos...
TBS

miércoles, 9 de enero de 2013

La Vida y la Muerte...


La Biblia nos dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” (Hebreos 9:27)

Un actor muy conocido en un reportaje, decía: “Morir en escena es una catarsis. Está buenísimo. Te das cuenta de que después de todo no es tan grave”

¡Con seguridad no entiende lo que dice! La muerte ES grave. Es consecuencia directa del pecado, la desobediencia a Dios y la separación eterna del hombre y su Creador...
  • “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán...” (Romanos 5:12-13)
Ahora bien, la muerte física es inevitable y no hay retorno de ella. Pero la muerte espiritual a la que estábamos condenados también, tuvo su fin en la Obra Redentora del Señor Jesucristo en la cruz:
  • “...la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro señor Jesucristo” (1 Corintios 15:50-57)
  • “...mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:20-21)
  • “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:7-11)
Si estamos en Cristo, tenemos Vida Eterna. Entonces sí, la muerte ya no reviste gravedad para nosotros, y pasa a convertirse en algo “mejor”, como decía el apóstol Pablo:
  • “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no se entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses 1:21.24)
Recordemos: No debemos temer a la muerte si la afrontaremos con Cristo...

TBS

martes, 8 de enero de 2013

Nuevos por completo...


La Biblia nos dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

El periodista, hablando de cambios buenos y malos, según la época y circunstancias, daba una enseñanza acerca de su propia experiencia: “Una de las materias que más dificultades me causaba era Trabajo Manual. En cierta ocasión, obligado a construir un maniquí de papel... logré articular cierta figura humana, pero no me convencía una de las orejas... intenté reemplazarla y destruí mi obra en su totalidad. Desde entonces, tengo un principio: lo que está bien, no hay que mejorarlo”

Bueno, esto de lo que habla podría también llamarse “remendar” y es una tarea que a quienes se encargan de crear o construir, nunca les agrada demasiado.

Lo maravilloso de la Obra de Dios, es que el no remienda: hace a nuevo, tal como nos dice en su Palabra:
  • “Hechura suya somos, creados en Cristo Jesús...” (Efesios 2:10)
  • “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:26)
  • “...nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5)
  • “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2)
A futuro también habrá una Nueva Creación para disfrutar por la Eternidad:
  • “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado...” (Isaías 65:17-18)
  • “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13)
  • “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas...” (Apocalipsis 21:4-5)
Toda la Obra que hace Dios es Completa, nada a medias, nada por renovar. Nos cambia totalmente, porque lo viejo está muerto por el pecado y lo nuevo tiene vida en el Espíritu...
  • “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante... El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo... Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial” (1 Corintios 15:45-49)
Recordemos: En Cristo somos hechos nuevas criaturas, en una Obra Completa y Perfecta de Dios...
TBS

lunes, 7 de enero de 2013

El propósito de la vida...


La Biblia nos dice lo siguiente sobre la vida : “...¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14)

La nota del diario decía: “La vida es un juego y todos participan”. Hablaba sobre incentivos continuos que otorgan empresas a sus clientes por consumir sus productos; puntos por cafés, distintivos por ahorrar electricidad, también padres premiando a sus hijos por hacer cosas normales y necesarias en la vida, como el estudio, el ejercicio físico, la ayuda dentro de la casa...

Alguien dijo que “los juegos se inmiscuyen en cada recoveco de la vida porque los sistemas de recompensas resultan satisfactorias... hemos llegado al punto donde tendemos a volver las cosas placenteras en lugar de efectivas”

Es cierto que debemos aprovechar al máximo la vida que nos da Dios aquí en la tierra, alcanzando todos los propósitos para los cuales nos fue dada:
  • “Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos” (Salmos 138:8)
  • “He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte” (Eclesiastés 5:18)
Y también es cierto que Dios nos habla de recompensa a ciertas acciones y actitudes:
  • “El que menosprecia el precepto, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento será recompensado... Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares, tendrás recompensa...” (Proverbios 13:13; 24:14)
  • Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor” (1 Corintios 3:8)
  • “Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:24)
Pero no todo se trata de juegos e incentivos. La vida es relativamente corta y en ella recibimos responsabilidades que debemos cumplir...
  • Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10)
  • Pero si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio” (1 Corintios 9:16-18)
Recordemos: Podemos disfrutar plenamente de todo lo bueno que la vida nos da... Pero debemos hacer aquello para lo cual nos ha sido dada...
TBS

domingo, 6 de enero de 2013

Sobre Buenas Bases...


La Biblia nos dice: “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15) y “El que turba su casa heredará viento; y el necio será siervo del sabio de corazón” (Proverbios 1:29)

Hoy en día abundan seriamente las preocupaciones debidas a ciertas acciones que van surgiendo de actividades aprobadas y fomentadas en el pasado.

Una nota hablaba acerca de “vender la idea de comprar menos... cuando las economías mundiales colapsan, comienza la preocupación por conseguir que la gente sea manos consumista.”

Sin embargo, durante años las publicidades incentivaron el consumo desmedido de todo. Alguien afirmaba: “El consumo excesivo nos está destruyendo, pero comprar es nuestro solaz, nuestro sedante... el consumo es el opio de los pueblos”

Otra nota se refería a cómo se relacionan los videojuegos y las armas y explicaba que quienes consumen películas y juegos violentos serán los más propensos a comprar armas en el futuro. Y surgía allí la preocupación por los extremos de violencia a los que conducen algunos de estos videojuegos.

En la Biblia encontramos instrucciones acerca de la educación desde temprana edad:
  • “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6)
Una buena explicación de este texto asegura que si instruimos correctamente al niño, él tendrá siempre herramientas y recursos para tomar buenas decisiones en el futuro.
También en Proverbios 29:17 leemos:
  • “Corrige a tu hijo y te dará descanso; y dará alegría a tu alma”
El Apóstol Pablo enseñaba la necesidad de hacer hábitos, crecer sobre ellos:
  • “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados...” (Colosenses 2:6-7)
  • “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más” (1 Tesalonicenses 4:1)
Si los cimientos, si lo que sostiene nuestras vidas no es lo correcto, todo lo demás correrá el riesgo de no serlo también. El Señor Jesucristo fue muy claro cuando enseñó acerca de las bases sobre las cuales debemos apoyarnos:
  • “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27)
Recordemos: Construyamos nuestras vidas y las de nuestros niños sobre las bases correctas...
TBS

sábado, 5 de enero de 2013

Solo en Jesucristo...


La Biblia nos dice: “Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra” (Daniel 5:4)

Muchas veces tal vez no consideramos algunas cosas como "dioses", pero les damos una importancia o un poder que no tienen, ni merecen...

La notita decía: “Queridos Reyes Magos aunque hacen muchas pero muchas décadas que abandoné mi infancia, no he perdido en el corazón la inocencia infantil. Los esperaré esta noche con un ruego: tráiganme esperanza, comprensión y serenidad”

Preguntémonos... estos personajes históricos ¿podrían hacer eso? La Biblia nos habla de aquellos magos del oriente:
  • “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido. Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle... Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo... vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:1-11)
Ellos vinieron a adorarlo y le entregaron tres presentes dignos de un Rey, de un Sacerdote, de Dios mismo... El era quien merecía adoración:
  • “El pueblo que moraba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos... Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino... en juicio y en justicia, desde ahora y para siempre...” (Isaías 9:2-7)
Los magos tal vez eran tres, tal vez remotamente eran reyes de algún lugar... pero ningún sacrificio hicieron para darle nada al mundo, solo adoraron al Verdadero Dador de la Salvación:
  • “...He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad... En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:9-12)
Ante esta realidad... ¿A quién deberíamos pedirle esperanza?
  • “Así que, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió” (Hebreos 10:19-23)
No nos confundamos. Solamente en Jesucristo podremos tener la Esperanza que necesitamos. Y hallar en El la comprensión y serenidad para vivir.

Recordemos: No demos a cosas creadas la honra que merece el Salvador...
TBS

viernes, 4 de enero de 2013

Juntos o separados...


La Biblia claramente dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35)

La nota hablaba de diferentes circunstancias y momentos. En los que algunas cosas ocurren y otras quedan en el olvido. En los que las personas se unen o se distancian. Se muestran juntas o se declaran enemigos totales. Y especialmente se refería a dos personas de las cuales decía: “No hacen declaraciones elaboradas... no es lo de ellos... lo suyo es gestual... aparecen juntos aún en sus diferencias. La cuestión es diferenciarse de...”

Más allá de lo bueno o malo de esta determinada situación y de sus consecuencias a largo plazo, me llevó a pensar: “Las personas pasaremos, la Palabra de Dios permanecerá”

Podemos tener diferentes opiniones, ideas y aún doctrinas. Debemos diferenciarnos de ellos si es necesario hacerlo. Pero, debiéramos estar juntos en aquello en lo cual Dios nos une:
  • “Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:1-6)
Si somos hermanos en la fe, debemos confiar en que el mismo Señor nos dirige y guía. Si somos hermanos tenemos la misma Palabra de Dios de la cual aprender. Si somos hermanos debemos ver cómo actuaban los Apóstoles, testigos directos del ejemplo del Señor Jesucristo, y comprender qué era lo único que los separaba de otros...
  • “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ... Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (1 Corintios 5:11)
  • “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios...” (1 Corintios 15:12-15)
  • “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?... Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo...” (2 Corintios 6:14-17)
  • “Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno... Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tesalonicenses 3:11-15)
Habrá momentos en los cuales hay que diferenciarse y otros en los cuales mantener la unidad. Dios y su Espíritu Santo, a través de su Palabra nos guiarán a no ser de tropiezo al decidir nuestra conducta.

En Filipenses 1:18 el Apóstol Pablo decía: “¿Qué pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún”
Recordemos:
Todo debe redundar para el progreso de la Obra de Dios...
TBS

jueves, 3 de enero de 2013

No desmayemos...


En un artículo donde se hablaba sobre ayudar a otros pero haciéndolo con sensatez, se daba el siguiente consejo: “Ser humildes. No nos volvemos especiales por ayudar ni tampoco superiores a la otra persona. Ayudar significa servir y debemos hacerlo con humildad. Aprovechemos la oportunidad de enriquecernos con esa experiencia y obtener lecciones de ella. Ese es el mayor pago que la vida nos hace cuando ayudamos a otros. Nos da más sabiduría”

La Biblia nos enseña de esta manera:
  • “Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda” (Isaías 1:17)
  • “Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:32-35)
Quizá ayudamos a otros durante mucho tiempo y sin “ver” resultados que ya no deseamos hacerlo más. Tal vez no esperábamos nada a cambio, pero sí recibimos males por los bienes dados. Posiblemente la decepción o el desencanto nos acompañan en el día de hoy.
Es bueno saber que la Biblia nos alienta a seguir:
  • “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9-10)
El desmayo es esa condición exánime, donde nos quedamos sin energía y no podemos actuar. Tal vez deberíamos sacudirnos el letargo provocado por esas experiencias negativas y comenzar nuevamente:
  • “Por lo cual levantad las manos caídas, y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados...” (Hebreos 12:12-15)
Otro consejo decía así: “Si ayudamos a una persona esperando que siga nuestros consejos o resuelva los problemas como nosotros queremos, ejercitaremos una presión que acabará molestándola y nos desgastará. Acompañémosla hasta donde nos sintamos cómodos, y luego dejemos que siga su camino"

Recordemos: Continuemos sin desmayar que a su tiempo recibiremos la recompensa...
TBS

miércoles, 2 de enero de 2013

Perdonados... Perdonadores...


El escritor, autor de una carta pidiendo disculpas por su conducta a los doce años hacia un profesor escolar, luego de casi cuarenta años de haberlo ofendido dice: “Nadie en la vida está exento de tener que pedir disculpas. Todas las personas merecen recibir una y todas necesitan decir "lo siento”

En numerosas ocasiones las ofensas que recibimos son reales y dolorosas. Lesionan nuestros sentimientos y provocan emociones que pueden afectar todo el resto de nuestras vidas. Y lo mismo ocurre con aquellas heridas que nosotros provocamos, sean adrede, por ignorancia o debido a nuestra propia vulnerabilidad que nos lleva a defendernos de la única manera que podemos.

La Biblia nos enseña cómo debemos actuar cuando ofendemos a otros:
  • “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24)
Y también cómo reaccionar cuando otros nos dañan:
  • “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:2-13)
Cristo nos dio un perdón incondicional sin nosotros merecerlo, pagando por ello con mucho dolor y muerte. Si nosotros ofendimos y debemos pedir disculpas solo nos costará pronunciar unas palabras, y aunque quizá nos parezcan lo peor que nos pueda ocurrir en la vida, en realidad no tienen manera de compararse con el costo que significó para Dios perdonarnos nuestras ofensas hacia El...
  • “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros...” (Romanos 5:6-10)
  • “Quién llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24)
  • “...Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5)
Fuimos perdonados y reconciliados con el Padre por medio del Hijo. Y una vez que eso ocurrió, recibimos una responsabilidad que no podremos eludir:
  • “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas: Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:17-20)
¿Cómo podríamos predicar la reconciliación con Dios si no la tuviéramos con nuestros semejantes? Si sabemos que alguien está ofendido, podemos comenzar por allí, aplicando lo que Dios nos enseña... Si estamos ofendidos, podemos comenzar perdonando incondicionalmente, como Dios lo hizo con nosotros.

Recordemos: ¡Éste es un buen momento y un nuevo día para comenzar a vivir diferente!
TBS

martes, 1 de enero de 2013

Dar lo mejor...


Gabriela Mistral dijo: “Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Se tú el que aparta la piedra del camino”

Por lo general, somos partidarios del mínimo esfuerzo. Si fuera por la gran mayoría, se trabajaría menos, se descansaría más, se dejarían las cosas para mañana. Pero no es ésa la manera de conseguir ni grandes ni pequeños objetivos...
  • “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas...” (Eclesiastés 9:10)
Como hijos de Dios, nuestro deseo debería ser que las cosas se hicieran de la mejor manera posible:
  • “...la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierra; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario...” (1 Crónicas 22:5)
  • “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder; mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (1 Pedro 1:3)
Si no tuviéramos clara conciencia de ello, podríamos recordar las palabras de David cuando dijo:
  • “...por precio te lo compararé; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada...” (2 Samuel 24:24)
Dios no nos ofrece cosas sin valor, sino todo lo contrario:
  • “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
  • “Andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante... Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella...” (Efesios 5:2; 25)
  • “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros...” (Romanos 8:32)
  • “Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se despojó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8)
¿Cómo podríamos no imitar a Nuestro Señor? En Hechos 20:35 leemos:
  • “...mas bienaventurado es dar que recibir”
Cuando el Señor envió a los Doce en su misión, les dijo todo lo que tenían que hacer, y por qué motivo hacerlo:
  • “...Sanad enfermos, limpiad, leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia...” (Mateo 10:8)
Recordemos: Hay mucho para hacer y dar... Que ésa sea nuestra meta para el nuevo año...
TBS