En la Biblia leemos: “...estad
firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre...” (1
Corintios 15:58)
La extensa nota, detallaba “los
límites del crecimiento” y hablaba de los abusos en cierto sentido que no
permitían que lo que se pretendía hacer tuviera el desarrollo esperado: “Las
empresas constructoras edifican periódicamente más viviendas que las que puede
absorber la demanda lo que lleva a vender unidades por debajo del coste y
enfrentarse a la posibilidad de quiebra... hay demasiados buques de pesca, las
flotas crecen tanto que capturan más del volumen sostenible y los buques deben
permanecer en puerto...”
Límites al crecimiento establecidos
inadvertidamente por el mismo elemento que desea desarrollarse...
¿Qué límites existen en nuestras
vidas? El Señor Jesucristo enseñó lo siguiente:
-
“...He aquí el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto...” (Mateo 13:1-9)
Si hemos creído, si somos hijos de
Dios, si su Palabra está arraigada en nosotros, sabemos que tenemos un
camino:
-
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1 Corintios 3:5-6)
-
“...para que no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, eso es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí, por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:14-16)
El pecado, y la falta de conocimiento
de Su Palabra nos alejarán de Dios y limitarán todo desarrollo en nuestras
vidas. Es necesario que nos examinemos, que quitemos todo aquello que nos impida
alcanzar el grado de crecimiento espiritual que desea el Señor para
nosotros:
-
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo...” (2 Pedro 3:18)
-
“Nadie os prive de vuestro premio... vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:18-19)
-
“...habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno... Cristo es el todo, y en todos” (Colosenses 3:9-11)
Recordemos: Debemos
prestar mucha atención para alcanzar el más alto crecimiento que Dios espera de
nosotros...
TBS