La Biblia nos dice: “Simón Pedro,
siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de
nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la
nuestra” (2 Pedro 1:1)
El hombre que había sido herido en la
cara por venganza y cuyo agresor se encontraba en la cárcel condenado a muerte,
reflexionaba así: “Ese hombre cometió un error terrible... puedo exigir
justicia, una compensación económica o perdonar. Y cuando se decide perdonar, la
otra persona queda exculpada y no tendría que cumplir ninguna condena en
prisión. Si yo decido perdonarlo, ¿qué sentido tiene imponerle la muerte como
castigo?”
Es loable y digna de admiración su
actitud perdonadora, más aún con las consecuencias de por vida que dicha
agresión le ocasionó. Dios nos perdona y nos insta a perdonarnos unos a
otros:
-
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32)
-
“Así también hará mi Padre celestial con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” (Mateo 18:35)
Sin embargo, la Justicia requiere el
pago de la culpa. La justicia humana y la divina:
-
“No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo” (Levítico 19:15)
-
“Si alguno pecare contra su prójimo... tú oirás desde los cielos, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a su justicia” (2 Crónicas 6:22-23)
Dios nos perdonó, pero Jesucristo su
Hijo pagó el precio para satisfacer la justicia de Dios y para que nosotros
quedáramos exculpados ante El:
-
“Pues si por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida... Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:17-19)
-
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21)
En nosotros mismos no tenemos ninguna
justicia, pero Dios obra en nosotros a través de la suya:
-
“...y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9)
Sin embargo, así como fuimos
perdonados, debemos aplicar ese perdón aún a nuestros peores ofensores de manera
personal, más allá de lo que la justicia decida sobre dichas
acciones:
-
"Pues para eso fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24)
Recordemos: Debemos
actuar como lo hizo el Señor, teniendo presente que en Cristo obtuvimos Justicia
espiritual...
TBS