martes, 30 de abril de 2013

Dios es Nuestro Recurso…


Leer Salmos 119:121-128

“El título de esta sección podría ser: Es tiempo de intervenir” (Mathew Henry). El Salmista expresa un estado de urgencia en sus palabras de tal manera que se define a sí mismo como un “siervo” dispuesto a conocer y amar la Palabra de Dios a fin de cumplirla y ponerse del lado de Aquel que tiene el Poder de intervenir en medio de la corrupción humana…
En esta porción encontramos tres afirmaciones personales que constituyen el marco para la petición audaz del discípulo por la atención Divina…

La primera afirmación es Ética…
  • “Juicio y justicia he hecho… Afianza a tu siervo para bien…” (Salmos 119:121-122)
Comienza declarando su identificación profunda con el modelo de Dios, ya que “Él ama justicia y juicio” (Salmos 33:5) y “Justicia y juicio son el cimiento de su trono” (Salmos 89:14). Es evidente que el Salmista estaba poniendo en evaluación su vida delante del Señor y desde el punto de vista de los hechos y la conducta todo parecía estar bien, pero en su ser interior él sabía que esto no era suficiente y necesitaba afirmarse más porque exclama “afianza a tu siervo para bien”, lo que implica “asegura a tu siervo”

En contraste con su conducta describe a sus enemigos como “opresores” y “soberbios” y espera que Dios cumpla Su Promesa de librarlo de aquellos que buscan su mal… En este punto cabe preguntarse: ¿Es suficiente la ética personal para librarnos de la corrupción?... Es importante vivir conforme a la medida que Dios establece pero sólo Él puede guardar a sus santos de acuerdo a Su Santa Voluntad. Esto entendía el Salmista y esperaba en el Señor…

La segunda afirmación es Espiritual…
  • “Mis ojos desfallecieron por tu salvación… Tu siervo soy yo, dame entendimiento…” (Salmos 119:123-125)
El Salmista confiesa sus luchas espirituales en medio de un tiempo de mucha confusión y demuestra que necesita…
  1. Descubrir: “Mis ojos desfallecieron por tu salvación y por la palabra de tu justicia” (v.123)
  2. Depender: “Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus estatutos” (v.124)
  3. Discernir: “Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios” (v.125)
Este proceso es básico para tener capacidad espiritual que nos permita tener fuerzas suficientes para enfrentar los desafíos que encontramos cada día a nuestro alrededor…

La tercera afirmación es Esencial…
  • “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley…” (Salmos 119:126-128)
“Es hora de actuar, como cuando el ataque de alguna enfermedad se hace más severo y vas a buscar al médico para que acuda más rápidamente, no sea que, llegando tarde, no pueda ya hacer ningún bien. Así, cuando el profeta ve en el Espíritu Santo la rebelión del pueblo, sus lujos, placeres, engaños, fraudes, avaricias, borracheras, corre a buscar la ayuda del Señor, el cual es el Único que puede remediar tales pecados; le implora que acuda, sin demora” (Ambrosio)

La respuesta del Salmista ante la maldad se ve en el hecho de que “ama” y “estima” la Palabra de Dios mientras “aborrece” la mentira. “El que quiere amar el bien con intensidad infinita, debe aborrecer el mal con la misma intensidad. Así que, lejos de haber incompatibilidad entre este amor y este odio, son complementarios; polos opuestos de la misma emoción moral” (John Haley)

Recordemos: Para Dios… y para nosotros… es tiempo de actuar…
DECH

domingo, 28 de abril de 2013

Dios es Nuestro Gozo…


Leer Salmos 119:105-112

“La Luz de la Vida” o “Luz y Vida” es el título preferido por diferentes comentaristas para esta porción del Salmo 119, ya que el Salmista en medio de nuevas quejas y peticiones declara una vez más que en la Palabra de Dios se encuentra la respuesta para sus aflicciones y que ella es la lámpara que alumbra su sendero rodeado de tinieblas…

La Palabra de Dios ilumina el Camino…
  • “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino…” (Salmos 119:105-106)
Charles Spurgeon comentando este pasaje reflexionaba: “Toda persona debería hacer uso de la Palabra de Dios de modo personal, práctico y habitual para poder ver su camino y lo que hay en él”. También Mathew Henry describe este texto acertadamente: “Nos descubre, con respecto a Dios y a nosotros mismos, lo que de otro modo no habríamos podido llegar a conocer… No solamente ha de ser luz para nuestros ojos, a fin de que disfruten de un bello panorama, sino para nuestros pies, a fin de que sepamos donde los hemos de poner, y para nuestra senda, para que no nos extraviemos”
  • “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen” (Proverbios 6:23)
“Por medio de la iluminación y la reactivación de la Palabra de Dios, una nueva orientación, renovación y gozo se hacen realidad en la persona que dispone su corazón para llevar a cabo aquello que Él decreta” (Gerard Chrispin)

La Palabra de Dios inclina las Circunstancias…
  • “Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra…” (Salmos 119:107-110)
Sus enemigos estaban influyendo en el ánimo del Salmista y él describía sus circunstancias resaltando el efecto que estas traían sobre su vida…
  1. Preocupaciones: “Afligido estoy en gran manera…” (v.107). Ante esto pide: “Vivifícame… conforme a tu palabra”. Si presentamos nuestros cuerpos en “sacrificio vivo” evitaremos conformarnos a este mundo y ser afectados por sus continuas fuentes de preocupación (Romanos 12:1-2). La ecuación es simple: Mas tomamos la forma que Dios enseña en su Palabra, menos tomamos la forma de este mundo…
  2. Peligros: “Mi vida está de continuo en peligro” (v.109). Ante esto declara: “Mas no me he olvidado de tu ley”
  3. Perturbación: “Me pusieron lazo los impíos” (v.110). En Santiago 3:16 dice: “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. W. Cowfer comentaba: “Los llama impíos; lo cual implica tres cosas: primera, que obran impiedad; segunda, que la aman; tercera, que perseveran en ella”. Ante esto su respuesta era: “Pero yo no me desvié de tus mandamientos”
Las circunstancias pueden ser adversas pero la Palabra de Dios “permanece para siempre” (Isaías 40:8)

La Palabra de Dios inspira el Contentamiento…
  • “Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón…” (Salmos 119:111-112)
“No dice que los testimonios de Dios acarrean gozo, sino que son gozo; no hay otro gozo como no sea el deleite en la ley del Señor” (Abraham Wright)

Jeremías, el profeta sufriente aseguraba que la Palabra de Dios es una fuente inagotable de gozo para el alma atribulada: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón” (Jeremías 15:16)

Recordemos: En Dios el Gozo no es el objetivo sino el camino…
DECH

sábado, 27 de abril de 2013

Dios es Nuestra Sabiduría…


Leer Salmos 119:97-104

“Vivir la Ley de Dios da sabiduría sobrenatural, comprensión increíble en un santo caminar con Él, y trae dulzura como de miel para el alma” (Gerard Chrispin)

“Esta estrofa podría llevar por título: La Ley fuente de Sabiduría. Dos detalles destacan aquí: (A) Esta es la primera estrofa que no contiene ninguna petición; (B) Tampoco se halla en ella ninguna queja” (Mathew Henry)

La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestro Conocimiento…
  • “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación…” (Salmos 119:97-100)
El conocimiento genuino de la Palabra de Dios es el resultado de nuestro genuino amor al Señor mismo y a aquello que Él tiene para decirnos. Como dijera un comentarista: “Aquí no se habla de conocer, leer, oír o practicar exteriormente la ley, sino de amarla”, porque obviamente nuestros pensamientos y anhelos están estrechamente ligados con aquello que amamos…

Si nuestro interés hacia la Palabra de Dios es genuino, sus efectos son evidentemente palpables y se expresan en:
  1. Sagacidad: “Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos” (v.98) ¿Por qué?... “Porque siempre están conmigo”
  2. Seguridad: “Más que todos mis enseñadores he entendido” (v.99) ¿Por qué?... "Porque tus testimonios son mi meditación?"
  3. Sabiduría: “Más que los viejos he entendido” (v.100) ¿Por qué?... “Porque he guardado tus mandamientos”
Es evidente que el secreto se encuentra en usar la Biblia continuamente, meditarla y aplicarla. Charles Spurgeon decía: “El que es enseñado por Dios tiene una sabiduría práctica que la malicia no puede proporcionar al astuto; aunque es inocente como una paloma, exhibe más prudencia que la serpiente”

La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestra Conducta…
  • “De todo mal camino contuve mis pies…” (Salmos 119:101-102)
El Salmista confirma el efecto que trae sobre su vida el conocimiento profundo de la Ley de Dios por medio de dos acciones en contraste:
  1. “De todo mal camino me contuve…”: La idea es que literalmente se “encadenó” para resistir las tentaciones. Algo por el estilo expresaba el Apóstol Pablo cuando, en su búsqueda de la excelencia, decía, “golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9:27)
  2. “No me aparté de tus juicios…”: Mientras evita decididamente el mal se aferra con todas sus fuerzas a la Verdad de Dios. Charles Spurgeon decía: “El que es cuidadoso de no apartarse una pulgada del camino no lo abandonará… El que empieza a apartarse un poco, no sabe nunca donde terminará”
La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestro Compromiso…
  • “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!” (Salmos 119:103-104)
“Cuando el salmista se alimenta de ellas, las halla dulces; pero cuando da testimonio de ellas, le parecen más dulces aún. ¡Qué sabios seremos si, por nuestra parte, conservamos la Palabra en nuestro paladar por medio de la meditación y en nuestra lengua por la confesión! Ha de ser dulce a nuestro paladar cuando pensemos en ella, pues de otro modo no será dulce en nuestra boca cuando hablemos de ella” (Charles Spurgeon)

La dulzura de la Palabra hace que la mentira nos parezca amarga, por ese motivo el sabio hace propio Proverbios 23:23: “Compra la verdad y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia”

Recordemos: “Un buen hombre, vaya donde vaya, lleva consigo su Biblia, si no en sus manos, en su cabeza y en su corazón” (M.Henry)
DECH

viernes, 26 de abril de 2013

Dios es Nuestra Garantía…


Leer Salmos 119:89-96

“Esta estrofa, donde el optimismo contrasta con la depresión anterior podría llevar por titular: El triunfo de la fe” (Mathew Henry)

“Hemos llegado al centro del Salmo, y el hilo de la conexión es interrumpido a propósito. Implica que, como Dios es eterno, también lo es su Palabra, y que tiene una representación apropiada tanto en el cielo como en la tierra. Que como su Palabra está firme en el cielo, así es su fidelidad en la tierra…” (T. Manton)

El Salmista exalta la Fidelidad de Dios…
  • “Para siempre, oh Jehová… De generación en generación es tu fidelidad…” (Salmos 119:89-91)
El Señor Jesucristo al anunciar una de las profecías más asombrosas de la Escritura dijo de manera terminante: “Los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Esta acertada descripción relaciona íntimamente la Palabra de Dios con Su Fidelidad, y eso mismo es lo que comprende y describe el Salmista en esta sección, y nos dice que…
  • Es Sublime: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (v.89)
  • Es Segura: “De generación en generación es tu fidelidad…” (v.90)
  • Es Soberana: “Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven” (v.91)
El Salmista espera la Fortaleza de Dios…
  • “Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido…” (Salmos 119:92-93)
Una lección por contraste nos permite tener una visión más clara de algunas verdades profundas. En este caso “delicia” y “aflicción” se complementan para demostrar que el Salmista obtenía su razón de vivir en la Palabra de Dios… Como bien dice otra traducción de la Biblia: “Si tus leyes no hubieran sido mi alegría, la angustia me habría matado”

“La Biblia es un buen compañero en todo tiempo. El Salmista reconoce que, “si la ley de Dios no hubiese sido su delicia, habría perecido en su desdicha” (v.92), pues habría carecido de fuerzas para continuar en la brecha, mientras que los mandamientos de Dios “le dan vida” (v.93). Aquí vemos que el mejor remedio contra un mal recuerdo es el buen afecto” (Mathew Henry)

El Salmista entrega el Futuro a Dios…
  • “Tuyo soy, sálvame… A toda perfección he visto fin; amplio sobremanera es tu mandamiento” (Salmos 119:94-96)
¿Qué motiva al Salmista para exclamar “tuyo soy”?... Sencillamente la seguridad de que hay un Dios que le ama de verdad. El Apóstol Juan explicaba este concepto sencillamente cuando dijo: “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Esta idea también fue considerada por Joseph Symonds que interpretaba este pasaje de la siguiente manera: “Si tenemos tanto amor que nos ofrecemos nosotros mismos a Dios para ser suyos, mucho más el amor de Dios hará que Él se nos ofrezca a nosotros, porque Dios ama primero, más y de modo más firme”.

La razón para esta entrega incondicional se encuentra en el último párrafo donde el Salmista literalmente expresa: “Aún la perfección tiene sus límites, pero tus mandamientos no tienen límites”. Obviamente al hablar de “perfección” no se refiere a lo Eterno, ni a la Palabra de Dios, porque estas cosas permanecen y todo lo que subsiste lo hace para servir a los Propósitos de Dios. El concepto está enfocado en las limitadas “perfecciones” humanas que son pasajeras y sin genuino sustento, por lo cual hacemos bien cuando volvemos nuestros rostros a lo que permanece para siempre…

Recordemos: Lo que permanece es lo que da paz a nuestra alma…
DECH

jueves, 25 de abril de 2013

Dios es Nuestra Respuesta…


Leer Salmos 119:81-88

La descripción que hacen diferentes comentaristas acerca de esta sección del Salmo es coincidente porque la situación parece demasiado compleja para el autor, pero a pesar de todo, en Dios se encuentra su esperanza…

Mathew Henry, quien titula esta porción como: “Un rayo de esperanza en medio de las tinieblas”, dice: “El Salmista se siente deprimido ante la gran tribulación que le aflige. Las imágenes son muy expresivas”. Por otro lado Charles Spurgeon comenta: “Sus enemigos le han puesto en su condición más profunda de angustia y depresión; con todo, él es fiel a la ley y confía en su Dios. Esta octava es la medianoche del Salmo y es muy tenebrosa. Brillan, sin embargo las estrellas y, en el último versículo, la promesa del alba”

La palabra con la que comienza describe el sentimiento que acompaña toda la estrofa. Al decir que “desfallece”, literalmente expresa que se siente consumido por el deseo de una solución a la situación que le estaba aquejando… Por ese motivo hace tres preguntas a Dios por medio de las cuales enumera cuales cree que son sus mayores necesidades…

El Salmista esperaba Renovación de parte de Dios…
  • “¿Cuándo me consolarás?” (Salmos 119:81-82)
Es evidente que estaba sufriendo un número considerable de problemas que lo llevaban a sentir cierta desesperanza por eso clama que Dios le de una visión espiritual que le permita sentir consuelo a su alma atribulada. Samuel Rutherford escribió: “Cree cuando te halles bajo la nube y espera en Él cuando no haya luz ni de la luna ni de las estrellas. Que la fe viva y respire y eche mano de la salvación cierta de Dios cuando las nubes y la oscuridad te rodean y parece que te estás pudriendo en una cárcel sin salida”

Es interesante que la respuesta a su pregunta se encontraba en sus mismas afirmaciones, dichas desde lo más profundo de su dolor, las cuales describen virtudes que nos darán firmeza…
  • Convicción: “Mas espero en tu palabra” (v.81)
  • Confianza: “Pero no me he olvidado tus estatutos” (v.83)
  • Compromiso: “Pero no he dejado tus mandamientos” (v.87)
El Salmista esperaba Redención de parte de Dios…
  • “¿Cuántos son los días de tu siervo?” (Salmos 119:83-84)
La percepción de su fragilidad se puede ver cuando dice “estoy como el odre al humo”. Esta imagen hace referencia a los recipientes de piel para vino que se guardaban en habitaciones ahumadas y sin ventilación, por lo cual se arrugaban y encogían. Tal era la sensación del Salmista acerca de sí mismo… se veía como un odre arrugado… Pero lo paradójico es que esta era la manera en que el vino que conservaban esos recipientes podía mejorar su sabor. Realmente no era importante el número de días sino que Dios le diera vida a su existencia ya que más adelante dice “vivifícame” (v.88). Nos recuerda al Salmo 84:10… “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos…” y Juan 10:10… “Yo he venido para que tengan vida…”

El Salmista esperaba Retribución de parte de Dios…
  • “¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?” (Salmos 119:83-88)
Las personas pueden ser una fuente de amargura y a veces llevarnos al derrumbe moral, espiritual y aún físico; pero como mas adelante enseñaba el Apóstol Pablo, es cosa de Dios dar una justa retribución a aquellos que se la merecen: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré dice el Señor”…, por ese motivo nos aconseja: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:19-21)

Recordemos: Dios hace Su Parte… nosotros podemos confiar…
DECH

miércoles, 24 de abril de 2013

Dios es Nuestro Creador…


Leer Salmos 119:73-80

Acerca de esta porción del Salmo reflexionaba Charles Spurgeon: “Su tema parece ser la experiencia personal y su influencia sobre los demás. El profeta se halla en una profunda aflicción, pero espera ser librado y hacer de ello una bendición”

Es evidente que el Salmista en medio de un proceso doloroso se enfoca en asuntos esenciales que le permiten superar airosamente una situación que de otra manera le hubiera afectado profundamente…

Comprensión de la Providencia de Dios…
  • “Tus manos me hicieron y me formaron… Los que te temen me verán, y se alegrarán…” (Salmos 119:73-74)
La reflexión del Salmista comienza con un regreso a la fuente de toda providencia sobre la vida humana… Dios es el Creador no sólo a un nivel universal, sino que lo es a título personal, por lo cual nos conoce desde el vientre de nuestra madre y tiene un plan concreto sobre cada vida desde la Eternidad…
  • “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas” (Salmos 139:15-16)
En base a este conocimiento es necesario crecer en nuestro entendimiento de los Propósitos Santos de Dios. Como bien apuntara Charles Spurgeon: “Los necios pueden pecar, pero sólo los que son enseñados por Dios pueden ser santos”

Consuelo en los Propósitos de Dios…
  • “Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste…” (Salmos 119:75-77)
“La aflicción y la tribulación no sólo son compatibles con el amor que Dios nos promete en el pacto de gracia, sino que son partes y ramas de la administración del nuevo pacto. Dios no sólo es fiel, a pesar de las aflicciones, sino que es fiel al enviarlas. Hay una diferencia entre estas dos cosas; la una es como una excepción de la regla, la otra la hace parte de la regla. Dios no puede ser fiel sin hacer todas las cosas que tienden a nuestro bien y bienestar eterno” (T. Manton)

Fue el mismo Salmista quien había afirmado poco antes: “Bueno me es haber sido humillado” (v.71), lo que implica que un Dios Justo y Amoroso, muchas veces, como el Padre con sus hijos nos corrige para nuestro bien (Hebreos 12:10-11) ya que el mismo que disciplina es Aquel que nos consuela con Su Misericordia…

Consistencia en la Palabra de Dios…
  • “Sean avergonzados… Vuélvanse a mí los que te temen… Sea mi corazón íntegro…” (Salmos 119:78-80)
En base a su experiencia el Salmista establece una manera cierta de relacionarse con quienes interactúan con él, y cual debe ser su conducta privada…
  1. Su Defensa: “Sean avergonzados los soberbios porque sin causa me han calumniado” (v.78)
  2. Su Dependencia: “Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios” (v.79) “David tenía dos frases descriptivas para los santos: los que temen a Dios, y los que conocen a Dios. Los dos poseen devoción e instrucción; tienen el espíritu y la ciencia de la verdadera religión. No nos importan los tontos devotos ni los intelectuales glaciales” (Charles Spurgeon)
  3. Su Disciplina: “Sea mi corazón íntegro…” (v.80). Una persona con integridad no divide su lealtad, ni finge ser de otra manera. La gente con integridad tiene una sola manera de pensar. No es tanto lo que hace, si no lo que es. Y lo que es, a su vez determina lo que hace.
Recordemos: Conocer la Palabra nos permite conocer a Dios…
DECH

martes, 23 de abril de 2013

Dios es Nuestro Tesoro…


Leer Salmos 119:65-72

“En esta sección novena todos los versículos empiezan con la letra “Tet”. Son el testimonio de la experiencia, testifican de la bondad de Dios, la misericordia de sus tratos, lo precioso de su Palabra. El Salmista proclama de modo especial la utilidad excelente de la adversidad y la bondad de Dios al afligirle. El versículo sesenta y cinco es el texto de toda esta octava” (Charles Spurgeon)

Mathew Henry titula a esta porción: “La disciplina de la aflicción”, ya que evidentemente en su humillación el Salmista había encontrado sabiduría…

Primeramente declara la Bendición de Dios…
  • “Bien has hecho con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra…” (Salmos 119:65-67)
Esta Bendición llega a nuestras vidas por medio de:
  1. Acciones Directas: “Bien has hecho a tu siervo… conforme a tu palabra”. Como dijera Charles Spurgeon: “Es algo que Dios haya tenido tratos en absoluto con todos estos seres insignificantes que somos nosotros y que no merecemos nada; y mucho más que nos haya tratado bien, tan bien, tan maravillosamente bien”
  2. Acciones Derivadas: “Enséñame buen sentido y sabiduría…”. El buen sentido es bondad dinámica que los fieles en Dios necesitamos conocer. Lo interesante es que Dios está dispuesto a concederlo a quienes lo buscan con sinceridad y cuando se obtiene nos da nueva luz y perspectiva para vivir más sabiamente en este mundo. Como dice Santiago 1:5; “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría pídala a Dios… y le será dada”
Como parte de esas Bendiciones el Salmista incluye la corrección de Dios para hacerle volver de su condición de “descarriado” al buen camino de su Palabra, como el Pastor busca a sus ovejas perdidas…

La Bondad de Dios…
  • “Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos…” (Salmos 119:68-70)
El Carácter de Dios es inalterable por lo cual Su Bondad es para siempre. Sus tratos amorosos son inmerecidos y de ninguna manera ajenos a Su Verdad y Justicia, pero si no fuera por Su Bondad hace tiempo que hubiéramos sido consumidos…
  • “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Salmos 27:13-14)
  • “Jehová es Bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” (Nahum 1:7)
Los Beneficios de Dios…
  • “Bueno me es haber sido humillado para que aprenda tus estatutos…” (Salmos 119:71-72)
“Tal como las aguas son más puras cuando están en movimiento, también los santos suelen ser más santos cuando pasan aflicciones. Se sabe que por medio de la mayor aflicción el Señor ha sellado la más dulce instrucción. El oro más puro es el más maleable. La mejor hoja de acero es la que más se dobla, para volver a enderezarse inmediatamente después” (William Secker)

Se cuenta que Lutero decía que “no quería vivir en el paraíso sin la Palabra, y que con ella podría vivir bien en el infierno”. Obviamente era una metáfora aplicada a la vida cotidiana y no a la eternidad, pero cuánta razón tenía y que bien expresaba el sentir del Salmista quien aseguraba que ser humillado para aprender es más valioso que todos los tesoros que un hombre pudiera anhelar…

Recordemos: La Palabra nos define el verdadero valor de las cosas…
DECH

lunes, 22 de abril de 2013

Dios es Nuestra Porción…


Leer Salmos 119:57-64

Esta porción del Salmo 119 podría titularse, según Mathew Henry, “La decisión de ser fiel”, lo cual es muy apropiado ya que según explica Charles Spurgeon: “En esta sección el Salmista parece echar mano de Dios mismo de modo firme; se lo apropia (57), clama por Él (58), se solaza en Él (61, 62), se asocia con su pueblo (63), y suspira por una experiencia personal de su bondad (64)”

Conocer a Dios es nuestra primer necesidad…
  • “Mi porción es Jehová… Tu presencia supliqué de todo corazón…” (Salmos 119:57-58)
Asaf fue quien dijo: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmos 73:25); y el Salmista, en este caso, replica esa idea cuando asume que fuera de Dios no hay nada ni nadie que pueda brindarle seguridad, satisfacción y esperanza. Esa es la razón por la cual como David en el Salmo 16:5 asegura que Dios “es la porción de mi herencia”. Esta correcta decisión produce un compromiso concreto ya que él afirma: “He prometido guardar o cumplir tus palabras”

Charles Spurgeon lo explica de esta forma: “El poeta se pierde en su asombro cuando ve que el Dios grande y glorioso es suyo. Como los levitas, tomó a Dios como porción, y dejó las otras cosas a los que las deseaban”

Comprender nuestra situación es esencial…
  • “Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios…” (Salmos 119:59-62)
Otra versión de la Biblia traduce este pasaje de esta manera: “Pensé en el rumbo que llevaba mi vida, y cambié para seguir tus normas”. De alguna manera la “compañía de impíos” (v.61) podían haberle afectado en su conducta, pero el Salmista opta por un camino mejor… En el Salmo 1 ya encontramos expresada la importancia de saber elegir bien nuestras relaciones personales para poder crecer espiritualmente: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores…” (Salmos 1:1-3)

El Salmista hace tres cosas para evitar las malas influencias:
  1. Reflexionar sobre sus Caminos: “Consideré mis caminos” (v.59)
  2. Restaurar su Comunión: “Y volví mis pies… me apresuré… en guardar tus mandamientos” (v.59-60)
  3. Recordar su Consejo: “Mas no me he olvidado de tu ley” (v.61)
Compartir con otros de nuestra misma fe es lo mejor…
  • “Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos…” (Salmos 119:63-64)
“Evita la compañía de los que evitan a Dios, y frecuenta la compañía de los que le buscan y guardan la compañía de Dios. Considera la sociedad de los carnales y profanos como infecciosa, pero considera a las personas serias y que oran como excelentes en la tierra. Éstos servirán para avivarte cuando estés amortecido y calentarte cuando tengas frío. Haz de los más vivificados entre el pueblo de Dios tus íntimos, y mira su amor y semejanza a Cristo como el gran motivo de su amor a ellos, más que el amor o afinidad de ellos a ti” (J. Wilson)

Termina su idea expresando el valor de la “Misericordia” de Dios. De ella “está llena la tierra” y de ella hablan sus “estatutos”. “Es la misericordia que nos saca de la matriz, nos alimenta en los días de nuestro peregrinaje, nos proporciona provisiones espirituales, cierra nuestros ojos en paz y nos traslada a un lugar de descanso seguro… Es la estrella polar del caminante, el rescate del cautivo, el antídoto del que es tentado, el profeta de los vivientes, el consuelo efectivo del moribundo. No habría un santo regenerado en la tierra ni uno glorificado en el cielo sino fuera por la misericordia” (G.S. Bowes)

Recordemos: Fuera de Dios… nada… Con Dios… todo…
DECH

domingo, 21 de abril de 2013

Dios es Nuestro Consuelo…


Leer Salmos 119:49-56

“Los que hacen de las promesas de Dios su porción, pueden con humilde osadía hacer de ellas su garantía. Dios dio la promesa en la cual esperaba el Salmista, y la esperanza por la cual había abrazado la promesa” (Mathew Henry). El mismo autor considera que esta sección debería titularse apropiadamente: “La Fuente del Consuelo y de la Esperanza”

El Salmista declara que la Palabra de Dios es Su Consuelo…
  • “Acuérdate de la palabra dada a tu siervo… Ella es mi consuelo en mi aflicción…” (Salmos 119:49-52)
“El mundano agarra su bolsa y dice: “Esto es mi confort”; el despilfarrador señala su alegría y grita: “Esto es mi bienestar”; el borracho alza la copa y canta: “Esto es mi solaz”; pero el hombre cuya esperanza viene de Dios siente el poder vivificador de la Palabra del Señor y testifica: “Este es mi consuelo”… Algunos tienen consuelo y no tienen aflicción; otros tienen aflicción y no tienen consuelo; pero los santos tienen consuelo en su aflicción” (Charles Spurgeon)

El Salmista nos presenta cuatro razones por las cuales las Promesas de Dios se transforman en nuestro consuelo:
  1. Porque son Nuestra Esperanza: “…la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar” (v.49)
  2. Porque son Nuestro Estímulo: “Ella es mi consuelo en mi aflicción… me ha vivificado” (v.50)
  3. Porque son Nuestro Emblema: “…se burlaron… mas no me he apartado de tu ley” (v.51)
  4. Porque son Nuestra Energía: “Me acordé de tus dichos… y me consolé” (v.52)
El Salmista declara que la Palabra de Dios es Su Canción…
  • “Cánticos fueron para mí tus estatutos en la casa donde fui extranjero…” (Salmos 119:53-55)
El Salmista relata su experiencia donde sus emociones pasan del “horror” que le produce considerar la impiedad de los incrédulos al entusiasmo que le dan sus “estatutos” hasta el punto de llevarle a elevar “cánticos” en el lugar donde él se consideraba “extranjero” o “peregrino”. Obviamente este pasaje nos recuerda la noche en que Pablo y Silas fueron destinados “al calabozo de más adentro” de la cárcel de Filipos… “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios y los presos los oían” (Hechos 16:25)

Al recordar por la noche las Promesas de Dios implica que el Salmista no podía dormir por la aflicción y la preocupación por lo cual como dice sus “juicios” le dieron consuelo, o bien, era tanta su pasión que renunciaba al reposo para meditar en la Palabra de Dios…
El Salmista declara que la Palabra de Dios es Su Confianza…
  • “Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos” (Salmos 119:56)
Dos conceptos y una acción se entremezclan en este pasaje dándonos a entender que si actuamos correctamente encontraremos razón suficiente para vivir confiadamente. Los conceptos son “bendiciones” y “mandamientos”; la acción que los asocia es el verbo “guardar”. En otras palabras, “las bendiciones vienen por guardar los mandamientos” o “guardar los mandamientos es en sí mismo una bendición”. Esto era bien conocido por el Salmista porque estaba expresado claramente en Deuteronomio 11:26-28
  • "He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido"
Recordemos: “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén…” (2 Corintios 1:20)
DECH

sábado, 20 de abril de 2013

Dios es Nuestra Meditación…


Leer Salmos 119:41-48

“Estos ocho versículos son un ruego continuado a favor de la permanencia de la gracia en su alma, y está apoyado por argumentos tan santos como podría sugerirlos sólo un espíritu ardiendo de amor a Dios” (Charles Spurgeon)

Según Mathew Henry al titular esta porción como: “El coraje necesario para dar testimonio”, el Salmista espera en la Gracia de Dios a fin de tener un argumento suficiente para enfrentar a sus detractores y un motivo sustancial para hacer conocer sus convicciones espirituales.

Comienza afirmando que tiene una Respuesta…
  • “Venga a mi tu misericordia… Y daré por respuesta avergonzador, que en tu palabra he confiado” (Salmos 119:41-43)
La “misericordia” de Dios y la “salvación” que ella trae a nuestra alma, son una respuesta suficiente para los detractores de nuestra fe. Como dijera Charles Spurgeon: “Esta es una respuesta sin réplica posible. Cuando Dios, al concedernos la salvación, da a nuestras oraciones una respuesta de paz, estamos preparados al instante para contestar a las objeciones de los infieles, a las sutilezas de los escépticos y a las burlas de los que se mofan”

Continúa expresando que ha tomado una Resolución…
  • “Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad…” (Salmos 119:44-45)
En este pasaje el Salmista usa tres vocablos que indican continuidad: “siempre”, “para siempre” y “eternamente”, lo que implica el alto grado de compromiso que él asumía hacía la Palabra de Dios. Al hacerlo, sabía que la consecuencia directa era su libertad espiritual, como bien lo enseñara más adelante el mismo Señor Jesucristo:
  • “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32)
Concluye compartiendo su Renovación…
  • “Hablaré de tus testimonios… me regocijaré en tus estatutos… Alzaré mis manos a tus mandamientos… Y meditaré en tus estatutos…” (Salmos 119:46-48)
Desde la necesidad de misericordia divina para enfrentar a sus adversarios hasta el entusiasmo con el cual cierra este párrafo se nota un gran avance espiritual en el Salmista que se puede describir por medio de cuatro énfasis que él mismo deja por constancia:
  1. Su Convicción: “Hablaré de tus testimonios… Y no me avergonzaré” (v.46). Como dijera T. Brooks: “Los hombres de gran santidad han sido hombres de gran osadía”
  2. Su Contentamiento: “Y me regocijaré en tus mandamientos…” (v.47). En este caso es apropiada una frase de G. Horne: “El que quiera predicar con osadía tiene que deleitarse él mismo en la práctica de lo que predica”
  3. Su Consagración: “Alzaré mi mano a tus mandamientos que amé” (v.48). El Señor Jesucristo dijo: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23). En este caso el Salmista por causa de su relación con Dios enaltece su Palabra al punto de “elevar sus manos”, como en oración, para mostrar su dependencia de sus enseñanzas.
  4. Su Comprensión: “Y meditaré en tus estatutos” (v.48). Nos da la idea de tomar la Palabra de Dios y dedicarle tiempo suficiente cada día con la finalidad de pensar, reflexionar, enfrascarnos o abstraernos en ella. Una palabra que describe este proceso es rumiar o sea, volver vez tras vez sobre un pasaje seleccionado hasta descubrir en él los nutrientes que necesitamos para desarrollar una saludable vida espiritual…
Recordemos: En la Palabra de Dios está la Respuesta…
DECH

viernes, 19 de abril de 2013

Dios es Nuestra Madurez…


Leer Salmos 119:33-40

Según Mathew Henry, “Esta estrofa podía llevar por título: La necesidad de ser enseñado y guiado”, y luego explica en su comentario que el Salmista usa una forma verbal que comienza con la letra “He” de acuerdo al formato acróstico de cada sección. Dicha forma expresa el sentido que en castellano traducimos “Hacer que…”. De esta manera en su oración expresa varios pedidos concretos a Dios, entre los que se destaca que le “haga entender, caminar, volver y pasar el oprobio”

“Esta sección está saturada de un sentimiento de dependencia y un darse cuenta de una necesidad extrema, lo cual es compensado por la oración y el ruego” (Charles Spurgeon)
Encontramos que el Salmista presenta nueve peticiones a Dios y en seis de ellas da una razón por la cual espera ser escuchado. Estos justos reclamos pueden dividirse en tres grupos que describen el desarrollo de madurez espiritual…

Primeramente expresa su necesidad de Aprender…
  • “Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos…” (Salmos 119:33-35)
Tres elementos se destacan en esta búsqueda de aprendizaje:
  • Necesitamos Conocer: “Enséñame… el camino de tus estatutos” (v.33). “Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; Si la hallares tendrás recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada” (Proverbios 24:14)
  • Necesitamos Comprender: “Dame entendimiento, y guardaré tu ley…” (v.34) “El entendimiento es el piloto y guía de todo hombre” (Confesión de Westminster)
  • Necesitamos Caminar: “Guíame por la senda de tus mandamientos…” (v.35) No esperaba que Dios hiciera por él lo que era su responsabilidad ya que su voluntad estaba dispuesta para andar por la senda correcta…
Luego expresa su necesidad de Aplicar…
  • “Inclina mi corazón a tus testimonios…” (Salmos 119:36-37)
Para que la aplicación fiel de la Palabra sea una realidad concreta en nuestra vida…
  • Necesitamos Cambiar: “Inclina mi corazón a tus testimonios…” (v.36) Concretamente pide que Dios lo “arrastre” para no ir tras la codicia…
  • Necesitamos Compromiso: “Aparta mis ojos para que no vean la vanidad” (v.37) Las “vanidades” son aquellas cosas que no tienen valor real al ser comparadas con las cosas eternas
  • Necesitamos Consagración: “Avívame en tu camino” (v.37) “Un hombre que se queda atascado en una zanja no necesita razones para demostrarle que está dentro, sino medios que lo saquen de ahí” (M.R. Simmons)
Finalmente expresa su necesidad de Afirmar…
  • “Confirma tu palabra a tu siervo…” (Salmos 119:38-40)
Seremos afirmados en la búsqueda de la madurez si entendemos que…
  • Necesitamos Confirmar: “Confirma tu palabra a tu siervo” (v.38) Las promesas de Dios son nuestro sostén y la razón de nuestra esperanza. “No es arrogancia pedir a Dios las promesas que Él mismo ha hecho; no tenemos por qué pedir más, pero tampoco tenemos que contentarnos con menos”
  • Necesitamos Certeza: “Quita de mi el oprobio que he temido…” (v.39) La Misericordia y el Perdón de Dios son esenciales para dar sosiego a nuestra alma…
  • Necesitamos Corregir: “Vivifícame en tu justicia” (v.40) El pedido del Salmista es que como consecuencia de todo lo expresado su vida espiritual sea genuinamente renovada.
Recordemos: Crecer espiritualmente no es una opción sino una necesidad…
DECH

jueves, 18 de abril de 2013

Dios es Nuestro Guía…


Leer Salmos 119:25-32

“Cuando alguno de nosotros ha tenido un buen comienzo, inmediatamente pensamos que nos hallamos en lo más alto; nunca pensamos en orar ya a Dios cuando nos ha mostrado el favor que sirve a nuestro propósito; pero si nosotros hemos hecho algo aunque sea pequeño, poco a poco nos elevamos a nosotros mismos y nos maravillamos de nuestras grandes virtudes, pensando inmediatamente que el diablo ya no puede vencernos más” (Juan Calvino)

El Camino de la Vida…
  • “Abatida hasta el polvo está mi alma, vivifícame según tu palabra…” (Salmos 119:25-27)
La situación del Salmista era calamitosa, de tal manera una versión de la Biblia dice: “Estoy tirado en el polvo completamente desalentado, dame vida conforme a tu palabra” (v.25). Es tan gráfica su condición que la palabra “abatida”, con la que se refiere al estado de su alma, se usa también en el v.31 donde se traduce como “apegado”, y en Génesis 2:24 al decir “se unirá”. Esto implica que literalmente se hallaba postrado hasta lo más bajo, y es en ese punto donde clama. “Vivifícame según tu palabra… Enséñame el camino de tus mandamientos”

Conocer, comprender y aplicar la Palabra de Dios es la manera más segura de descubrir la Voluntad vivificadora del Señor: “El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo” (Proverbios 15:24), ya que el mismo Jesucristo aseguró: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)

El Camino de la Vergüenza…
  • “Se deshace mi alma de ansiedad… Aparta de mí el camino de la mentira…” (Salmos 119:28-29)
Su “ansiedad” lo estaba literalmente derritiendo porque sabía que alejado del conocimiento de Dios su vida quedaría sin sustancia. Por ese motivo decide firmemente alejarse del “camino de mentira”, que al final implicaría engañarse a sí mismo. Los seres humanos solemos ser demasiado subjetivos y autorreferenciales por ese motivo caemos con facilidad en el autoengaño… lo único que puede librarnos de esa trampa es observar nuestra propia vida en el espejo absolutamente objetivo de la Palabra de Dios…

En Éxodo 23:7 se advertía al Pueblo de Dios: “De palabra de mentira te alejarás…”, sencillamente porque su origen se encuentra en el mismo Satanás a quien el Señor denuncia claramente: “El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44)

El Camino de la Verdad…
  • “Escogí el camino de la verdad… Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón” (Salmos 119:30-32)
Como bien dice Mathew Henry: “Poner delante de nosotros los veredictos de Dios es como si pusiésemos delante de los ojos el modelo que hemos de copiar cuando aprendemos a escribir, y como tiene ante sí el modelo del edificio que piensa construir. Mirar constantemente al modelo hace que un creyente sea firme y estable”

Su intención era que al buscar la Verdad esto afectaría de tal manera que “correría” tras sus “mandamientos” o sea literalmente obedecer con el mayor gusto, prontitud y alegría. Básicamente la misma idea expresada en 1 Juan 5:3… “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos”

Cuando se elige la Verdad el corazón se “ensancha” lo que nos da energías suficientes y libertad para ir tras aquello que amamos…

Recordemos: La Biblia es el Mapa y también el Camino…
DECH

miércoles, 17 de abril de 2013

Dios es Nuestro Deleite…


Leer Salmos 119:17-24

Esta sección del Salmo 119, que corresponde a la letra Guimel del Alfabeto Hebreo según su formato acróstico, podría titularse según Mathew Henry: “Las delicias de la experiencia devota”, a pesar de que las vivencias del salmista no estaban exentas de dificultades.

Según Charles Spurgeon, “aparecen las pruebas y dificultades para seguir el camino. El Salmista, por consiguiente, pide ayuda para hacerles frente según el caso. Así como en los últimos ocho versículos ora como un joven que acaba de entrar en el mundo, aquí ruega como un siervo y un peregrino que de modo creciente se halla en el territorio enemigo como un extraño. Apela solo a Dios, y su oración es especialmente directa y personal. Habla con el Señor como un hombre habla con su amigo”

El Salmista reconoce su Ignorancia…
  • “Haz bien a tu siervo… Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley…” (Salmos 119:17-19)
“Somos por naturaleza ciegos para las cosas de Dios, hasta que la gracia divina hace que caigan de nuestros ojos las escamas. Y cuanto más nos abre los ojos, más son las maravillas que hallamos en su ley. Tal es el anhelo que tiene el salmista de conocer los veredictos de Dios, que el continuo deseo le consume el alma” (Mathew Henry)

Como un “forastero” que desconoce las leyes y costumbres del lugar donde se encuentra de visita, así el Salmista declara su ignorancia y necesidad de instrucción. Dios nos identifica en Su Palabra como “extranjeros y peregrinos” (1 Pedro 2:11) y en nuestra condición de “ciudadanos del Cielo” (Filipenses 3:20), de paso por este mundo necesitamos una Guía para conocer el Camino que debemos transitar hasta que Él nos llame a Su Presencia en nuestra Patria Celestial…

El Salmista declara su Integridad…
  • “Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo… Príncipes se sentaron y hablaron contra mí; más tu siervo meditaba en tus estatutos” (Salmos 119:20-23)
“La mejor manera de tratar la calumnia es orar sobre ella; Dios, o bien la eliminará, o arrancará el aguijón de la misma. Nuestros propios intentos de justificarnos y reivindicarnos suelen ser fracasos; somos como el muchacho que quería quitar una mancha de su cuaderno, y la hizo diez veces peor con sus intentos. Cuando sufrimos una difamación, es mejor orar sobre ella que ir al tribunal y exigir explicaciones del que la fabricó. Los que sois reprochados de este modo, llevad vuestro caso al Tribunal Supremo y dejadlo en las manos del Juez de toda la tierra” (Charles Spurgeon)

El Salmista expresa su Ideal…
  • “Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros” (Salmos 119:24)
“Es imposible vivir de modo cristiano o confortable sin el uso diario de la Escritura. Es absolutamente necesario para nuestra dirección en todas las empresas que empezamos, y cuando hemos terminado, como garantía de nuestra aprobación de ellas, para resolver nuestras dudas y consolarnos de nuestras penas. Sin ella nuestra conciencia es un guía ciego y nos lleva a una niebla de ignorancia, error y confusión” (W. Struther)

El Salmista presenta un cuadro muy gráfico para nuestra ilustración:
  1. Una Razón para Disfrutar: “mis delicias”. Como dice Jeremías 17:6, la Palabra de Dios es algo más que un libro para leer, sino alimento que da deleite a nuestra alma: "Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón…"2. Una Razón para Discernir: “mis consejeros”. Como dice más adelante, “Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación” (Salmos 119:99)
Recordemos: La Palabra de Dios es nuestro mejor alimento…
DECH

martes, 16 de abril de 2013

Dios es Nuestra Motivación…


Leer Salmos 119:9-16

“Un capitán puede velar desde cubierta toda la noche, pero si no sabe nada de la costa y no tiene piloto a bordo lo más probable es que esté apresurando el momento del naufragio. No basta con el deseo de obrar rectamente, porque la ignorancia puede hacernos pensar que estamos haciendo un servicio a Dios cuando estamos provocándole, y el hecho de nuestra ignorancia no va a invertir el carácter de nuestra acción, mucho menos mitigar nuestra responsabilidad” (Charles Spurgeon)

En esta segunda sección del Salmo 119, conocida también como “Receta para una buena limpieza” y que corresponde, en su formato acróstico, a la letra “Bet” del Alfabeto Hebreo, el salmista se enfoca en contestar una pregunta penetrante: “¿Con qué limpiará el joven su camino?”

Comienza explicando el origen de la Fortaleza espiritual…
  • “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra… En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:9-11)
La pregunta no es excluyente, porque la necesidad de pureza espiritual es igual para cualquier persona más allá de la etapa de la vida en que se encuentre, y la respuesta es la misma para todos por igual.

Dos elementos para tener en cuenta:
  1. El objeto central es “la palabra”. En este pasaje es un sinónimo de la “ley” lo que puede referirse de manera amplia a toda la Biblia, y de manera específica al Pentateuco o los Diez Mandamientos
  2. El propósito básico es “guardar”. En este caso el salmista asevera que esta debe ser la actitud correcta para obtener fortaleza espiritual, pero al mismo tiempo predica con su ejemplo al decir “he guardado”. La idea en el idioma hebreo es “guardar a buen seguro un objeto precioso”, pero también “observar, cuidar o vigilar”. Esto para que sea efectivo debe atesorarse en el “corazón”
Continúa detallando cual debe ser nuestro Fundamento espiritual…
  • “Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos…” (Salmos 119:12-14)
Su clamor a Dios es por conocimiento preciso de Su Voluntad. Como dijera Charles Spurgeon: “Enséñame tus estatutos; porque solo así puedo aprender el camino a la dicha… Las personas dichosas generalmente se regocijan de hacer dichosas a otras, y sin duda el Dios bienaventurado querrá impartir la santidad que es la fuente de la felicidad”

Concluye dando pasos concretos de Fidelidad espiritual…
  • “En tus mandamientos meditaré… No me olvidaré de tus palabras” (Salmos 119:15-16)
El salmista menciona cuatro pasos esenciales en la búsqueda del crecimiento espiritual:
  1. Reflexionar en la Palabra: “En tus mandamientos meditaré”. No es suficiente leer para tener un conocimiento superficial sino que es necesario meditar para alcanzar un conocimiento profundo. Como sea profunda la raíz así será el fruto
  2. Respetar la Palabra: “Consideraré tus caminos”. Santiago 1:22 dice: “Pero sed hacedores de la Palabra, y no solamente oidores”
  3. Regocijarse en la Palabra: “Me regocijaré en tus estatutos”. Si la Palabra es Verdad para mi, conocerla y vivirla será mi mayor satisfacción
  4. Recordar la Palabra: “No me olvidaré de tus palabras”. En toda circunstancia poder decir como dijo el Señor ante la tentación: “Escrito está” (Mateo 4:1-11)
Recordemos: Pensar bíblicamente debería ser nuestra Meta…
DECH

lunes, 15 de abril de 2013

Dios es Nuestro Guía…


Leer Salmo 119:1-8

“Este salmo es llamado “Alfabeto del Amor Divino”, el “Paraíso de todas las Escrituras”, el “Almacén del Espíritu Santo”, la “Escuela de la Verdad”; también el profundo misterio de las Escrituras, en que toda disciplina moral de todas las virtudes brilla resplandeciente” (J.P. Palanterius)

No se conoce su autor, aunque se ha sugerido que fue compuesto por David, Daniel o Esdras. Aparentemente el salmista se encontraba bajo alguna grave opresión y su consuelo fue volver su mente y corazón a la Palabra de Dios. Fue escrito como un “salmo acróstico” compuesto por veintidós secciones que contienen cada una ocho líneas. La división está marcada por las letras del Alfabeto Hebreo comenzando cada grupo de ochos línea con la letra correspondiente a su sección desde Alef hasta Tau.

En esta primera sección el salmista se enfoca en enfatizar, como sucede en el Salmo 1 que son “Bienaventurados” quienes se afirman en la Palabra de Dios…

Se identifica la Palabra como el Camino…
  • “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová…” (Salmos 119:1-2)
Cuando el salmista dice “andan en la ley de Jehová” se refiere a una pauta habitual de vida. Charles Spurgeon dice: “En este versículo vemos a personas bienaventuradas que disfrutan de cinco cosas dichosas; un camino bienaventurado, una pureza bienaventurada, una ley bienaventurada, concedidos por un Señor bienaventurado y una senda bienaventurada”

Su “ley” o “testimonios” son el objetivo de la búsqueda de un “corazón” sensible, que es la suma del intelecto, las emociones y la voluntad del fiel creyente. Este concepto se repite seis veces en el Salmo 119.

Se explica como la Palabra influye sobre el Corazón…
  • “Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos…” (Salmos 119:3-4)
El efecto de la Palabra de Dios sobre el corazón sensible es tan evidente que se hace patente en la conducta. Cuando dice que “no hacen iniquidad” la idea es que “no comercian con ella, ni suelen practicarla” (R. Greenham). El contraste perfecto se encuentra en el mismo versículo al decir que quienes alcanzan este grado de pureza son quienes “andan en sus caminos”. Dice Charles Spurgeon al respecto: “Hemos de obrar rectamente en el sentido positivo así como en el negativo. La manera más segura de abstenerse del mal es ocuparse plenamente de obrar bien”

Se procura en la Palabra alcanzar el Compromiso…
  • “¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!...” (Salmos 119:5-6)
El anhelo del salmista es que la Palabra de Dios obre de tal manera en su vida que sean enderezados sus caminos para que sean alineados a los Caminos de Dios

Se enseña que la Palabra templa el Carácter…
  • “Te alabaré con rectitud de corazón… Tus estatutos guardaré…” (Salmos 119:7-8)
“El salmista promete ahora dar gracias a Dios con corazón recto cuando aprenda las ordenanzas justas de Dios. Con ello confiesa que “no domina la asignatura”, que le queda aún mucho por aprender de la ley de Dios… Durante toda la vida debemos ser buenos estudiantes de la escuela de Cristo, sentados a sus pies, sin tenernos jamás por maestros consumados” (Mathew Henry)

Recordemos: Hay un Camino… Se encuentra en la Palabra de Dios…
DECH

domingo, 14 de abril de 2013

Dios es Nuestra Esperanza…


Leer Salmo 118

Aunque existen diversos puntos de vista en referencia al autor de este Salmo, seguramente podemos identificar a Moisés como el responsable de componer esta canción de contenido esencialmente mesiánico, por lo cual es el más citado en el Nuevo Testamento. Históricamente, el Pueblo de Israel ha entonado este cántico en la celebración de la Pascua junto con los Salmos 115 al 117. Este conjunto de alabanzas es conocido como el “Gran Hallel” o “Aleluya” y seguramente al Salmo que nos ocupa se refiere Mateo cuando dice: “Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos...” (Mateo 26:30) ¿Qué conceptos destaca este cántico que fue entonado por el mismo Señor antes de salir para Getsemaní y el Calvario?

En primer lugar nos enseña el origen de Su Perdón…
  • “Alabad a Jehová, porque Él es Bueno; porque para siempre es su misericordia” (Salmos 118:1-4)
Como bien lo expresara Charles Spurgeon: “…pero esto es absolutamente cierto, que Jehová es bueno; sus dispensaciones pueden variar, pero su naturaleza es siempre la misma y siempre buena. No es sólo que Él fue bueno y será bueno, sino que Él es bueno; sean cuales sean sus disposiciones y providencias. Por tanto, demos gracias a su nombre, aunque en el momento presente los cielos estén sombríos y nublados”

Por tres veces el salmista enfatiza que el tiempo para proclamar Su Misericordia es “ahora”. Concretamente “no hay ocasión como la presente para dar alabanzas a Dios” (Spurgeon). Como exclamara Jeremias: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23)

La palabra “misericordia” en el idioma original es muy amplia de tal manera que podría traducirse como “favorecer, ser benigno, levantar la cabeza”, etc, pero algunos comentaristas consideran que “amor” sería la explicación más adecuada, ya que concretamente al darla Dios decide no hacer pagar por sus faltas a los receptores de la misma…

En segundo lugar nos recuerda Su Protección…
  • “Desde la angustia invoqué a Jah, y me respondió Jah poniéndome en lugar espacioso… Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre…” (Salmos 118:5-14)
El Salmo 118:8 es el versículo central de toda la Biblia, ya que hay 31.174 y este es el número 15.587. Quien está satisfecho en Dios nunca cesa de tener una esperanza viva, incluso cuando no encuentra ayuda en la tierra.
Luego nos enseña Su Propósito…
  • “Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos… No moriré, sino que viviré…” (Salmos 118:15-20)
El salmista combina la “voz de júbilo” con el obrar de la “diestra de Jehová”. La certeza mesiánica expresa claramente: “No moriré, sino que viviré”. Es impactante pensar que en aquel Aposento Alto antes de salir al Getsemaní nuestro Señor cantó estas palabras tan significativas…
Finalmente nos anima al afirmarnos Su Presencia…
  • “Te alabaré porque me has oído y me fuiste por salvación…” (Salmos 118:21-29)
La expectativa del Día Victorioso del Señor llena de esperanza y alegría a sus elegidos. Ese es el día que “hizo el Señor” y cada jornada de nuestra vida debe vivirse con tal seguridad de tal manera que podamos “gozarnos y alegrarnos en él”

Recordemos: La Bondad de Dios expresada en Su Misericordia llena nuestros días de gozo y esperanza…
DECH

sábado, 13 de abril de 2013

Dios es Amor…


Leer Salmo 117

“El sello de la verdad redentora está impreso en este Salmo diminuto. Su profundidad va mucho más allá que su tamaño. Este Salmo cardinal exhibe tres rasgos característicos. 1) Es el Salmo más breve; 2) Es el capítulo más breve de la Biblia; y 3) Es el capítulo central de la Biblia. Que Dios miraba en redención mas allá de los límites de Israel en el Antiguo Testamento está claramente expuesto aquí. Este Salmo mira atrás a la intención de Dios para Adán y Eva (Génesis 1 y 2) y mira adelante al cumplimiento definitivo en los nuevos cielos y nueva tierra” (John Mac Arthur)

Como bien dijera Charles Spurgeon: “Este Salmo, que es muy pequeño en su letra, es muy grande en su espíritu; porque, desbordando los límites de raza o nacionalidad, llama a toda la humanidad a la alabanza del nombre del Señor”

El motivo central, aunque no es mencionado explícitamente, es el Amor de Dios y su Plan de Redención para la humanidad… Kirpatrick dice que “el más breve de los Salmos es uno de los más grandes” y Mathew Henry explica que eso se debe a que: “Hay gran cantidad de Evangelio en este Salmo”

Su Amor nos mueve a Celebrar…
  • “Alabad a Jehová naciones todas; pueblos todos, alabadle” (Salmos 117:1)
¿Qué razones tenemos para celebrar?
  1. Su Amor es Inclusivo: “naciones todas”. A pesar de que Israel había fallado en el Propósito de ser Luz a las Naciones, eso no quitaba el deseo de Dios de mostrar su Amor aún para aquellos que serían excluidos por su propio Pueblo.
  2. Su Amor es Infalible: “pueblos todos”. Más allá de los organismos políticos (naciones) Dios está interesado en individuos (pueblos). Como bien sabemos llevamos el Evangelio a todas las Naciones en cumplimiento del Mandato del Señor (Mateo 28:19-20), pero él trata directamente con individuos que llegan a ser sus discípulos por medio de la fe…
  3. Su Amor es Incomparable: “Alabad a Jehová… alabadle”. El Amor de Dios es un motivo genuino para expresar en reconocimiento público todas Sus Bondades…
Su Amor nos muestra su Compasión…
  • “Porque ha engrandecido sobre nosotros su Misericordia” (Salmos 117:2a)
La “misericordia” de Dios está emparentada con su Gracia y su Compasión para las criaturas caídas. En este texto el énfasis esta puesto en el hecho de que Él “ha engrandecido… su Misericordia”. Esto implica que su compromiso por nosotros es “fuerte”. Como dijera Adam Clarke: “No sólo es grande en número o tamaño, sino que es poderosa; prevalece sobre el pecado, Satanás, la muerte y el infierno”. Esa es la razón por la que en medio del dolor el profeta Jeremías decía: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23)

Su Amor nos manifiesta su Confiabilidad…
  • “Y la Fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya” (Salmos 117:2b)
En este pasaje, “fidelidad” es sinónimo de “verdad” y se enseña que conforme al carácter de Dios “es para siempre”. Una buena definición de esta palabra la encontramos en el Diccionario Bíblico Ilustrado: “La fidelidad de Dios aparece continuamente en la Biblia y se manifiesta unida al Amor que salva y perdona. A lo largo de la historia de la Salvación esta Fidelidad se revela inmutable (Deuteronomio 32:4). Fiel es Dios que guarda su lealtad a sí mismo, a su palabra dada y al pacto con su pueblo. Esta Fidelidad se ha revelado en Jesucristo en quien Dios ha cumplido su palabra”

Recordemos: El Amor de Dios nos recuerda que Su Misericordia y Fidelidad se renuevan cada mañana…
DECH