sábado, 12 de enero de 2013

Consolados...


La Biblia nos dice: “...para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:18)

La nota del periódico decía: “Si por lo menos la situación política nos diera indicios de mejoría podríamos tener consuelo”. Luego el autor continuaba: “Mis votos por... no fueron escuchados... las esperanzas suscitadas por... se hicieron polvo... la regulación de... quedó en rumores... En el plano de... no hubo avances significativos...”

La mayoría de la gente llega a estados graves de desconsuelo a causa de las cosas que no ocurren como las esperaban. Somos humanos y esto es natural en nosotros, nos preocupamos, nos angustiamos, perdemos de vista el horizonte.

Le ocurría en ocasiones hasta a los escritores de la Palabra inspirada de Dios:
  • “Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado... Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí...” (Salmos 116:3; 142:3)
  • “Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia... Por lo cual, por amor de Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias...” (2 Corintios 5:4; 12:10)
¿Por qué no desfallecían? ¿Dónde hallaron estos hombres consuelo y fortaleza?

En la Palabra de Dios:
  • “Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado” (Salmos 119:49-50)
En las Promesas de Dios:
  • “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-4)
En los Propósitos de Dios para nosotros:
  • “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:11)
Sin este sostén para nuestras vidas, no podríamos salir adelante:
  • “Hubiera yo desmayado si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová, esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Salmos 27:13)
  • “Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias. No me entregaste en mano del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso” (Salmos 31:7)
Y todo lo que nos permita vivir, tendrá un objetivo concreto:
  • “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación” (2 Corintios 1:3-5)
Recordemos: Acudamos a la Fuente de Consolación, para que podamos ser fortalecidos en ella...
TBS

No hay comentarios:

Publicar un comentario