martes, 1 de enero de 2013

Dar lo mejor...


Gabriela Mistral dijo: “Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Se tú el que aparta la piedra del camino”

Por lo general, somos partidarios del mínimo esfuerzo. Si fuera por la gran mayoría, se trabajaría menos, se descansaría más, se dejarían las cosas para mañana. Pero no es ésa la manera de conseguir ni grandes ni pequeños objetivos...
  • “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas...” (Eclesiastés 9:10)
Como hijos de Dios, nuestro deseo debería ser que las cosas se hicieran de la mejor manera posible:
  • “...la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierra; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario...” (1 Crónicas 22:5)
  • “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder; mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (1 Pedro 1:3)
Si no tuviéramos clara conciencia de ello, podríamos recordar las palabras de David cuando dijo:
  • “...por precio te lo compararé; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada...” (2 Samuel 24:24)
Dios no nos ofrece cosas sin valor, sino todo lo contrario:
  • “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
  • “Andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante... Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella...” (Efesios 5:2; 25)
  • “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros...” (Romanos 8:32)
  • “Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se despojó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8)
¿Cómo podríamos no imitar a Nuestro Señor? En Hechos 20:35 leemos:
  • “...mas bienaventurado es dar que recibir”
Cuando el Señor envió a los Doce en su misión, les dijo todo lo que tenían que hacer, y por qué motivo hacerlo:
  • “...Sanad enfermos, limpiad, leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia...” (Mateo 10:8)
Recordemos: Hay mucho para hacer y dar... Que ésa sea nuestra meta para el nuevo año...
TBS

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