jueves, 10 de enero de 2013

El Amor...


La Biblia nos dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (1 Corintios 13:1)

La entrevista en el diario decía: “...habla del amor (o la falta de él) como una categoría histórica. La palabra amor está en desuso... yo la uso deliberadamente, casi como una provocación. De verdad pienso que el epicentro de muchos problemas es la falta de amor...”

La falta de amor genera separación de Dios:
  • “Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido...” (Juan 8:41-42)
  • “El que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:8)
La falta de amor genera maldades y malas conductas:
  • “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios... como Caín, que era del maligno y mató a su hermano... Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 3:10; 4:20)
La falta de amor genera temores y desconfianza:
  • “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18)
La presencia del Amor en la vida de la persona, produce resultados que ni imaginamos:
  • “El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas” (Proverbios 10:12)
Cuando el amor se desarrolla y crece, luego que conocemos el amor verdadero de Dios, nuestras vidas son transformadas, y eso al mismo tiempo, afecta a todo lo que nos rodea:
  • “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero... y nosotros tenemos este mandamiento de él: el que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 4:19,21)
  • “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser... Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13)
Recordemos: Dios nos amó, y debido a ese amor, podemos tener esperanza y fe... Dejemos que el amor de Dios guíe nuestros actos...
TBS

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