miércoles, 9 de enero de 2013

La Vida y la Muerte...


La Biblia nos dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” (Hebreos 9:27)

Un actor muy conocido en un reportaje, decía: “Morir en escena es una catarsis. Está buenísimo. Te das cuenta de que después de todo no es tan grave”

¡Con seguridad no entiende lo que dice! La muerte ES grave. Es consecuencia directa del pecado, la desobediencia a Dios y la separación eterna del hombre y su Creador...
  • “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán...” (Romanos 5:12-13)
Ahora bien, la muerte física es inevitable y no hay retorno de ella. Pero la muerte espiritual a la que estábamos condenados también, tuvo su fin en la Obra Redentora del Señor Jesucristo en la cruz:
  • “...la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro señor Jesucristo” (1 Corintios 15:50-57)
  • “...mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:20-21)
  • “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:7-11)
Si estamos en Cristo, tenemos Vida Eterna. Entonces sí, la muerte ya no reviste gravedad para nosotros, y pasa a convertirse en algo “mejor”, como decía el apóstol Pablo:
  • “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no se entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses 1:21.24)
Recordemos: No debemos temer a la muerte si la afrontaremos con Cristo...

TBS

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