La Biblia claramente dice: “El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo
24:35)
La nota hablaba de diferentes
circunstancias y momentos. En los que algunas cosas ocurren y otras quedan en el
olvido. En los que las personas se unen o se distancian. Se muestran juntas o se
declaran enemigos totales. Y especialmente se refería a dos personas de las
cuales decía: “No hacen declaraciones elaboradas... no es lo de ellos... lo
suyo es gestual... aparecen juntos aún en sus diferencias. La cuestión es
diferenciarse de...”
Más allá de lo bueno o malo de esta
determinada situación y de sus consecuencias a largo plazo, me llevó a pensar:
“Las personas pasaremos, la Palabra de Dios permanecerá”
Podemos tener diferentes opiniones,
ideas y aún doctrinas. Debemos diferenciarnos de ellos si es necesario hacerlo.
Pero, debiéramos estar juntos en aquello en lo cual Dios nos une:
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“Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:1-6)
Si somos hermanos en la fe, debemos
confiar en que el mismo Señor nos dirige y guía. Si somos hermanos tenemos la
misma Palabra de Dios de la cual aprender. Si somos hermanos debemos ver cómo
actuaban los Apóstoles, testigos directos del ejemplo del Señor Jesucristo, y
comprender qué era lo único que los separaba de otros...
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“Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ... Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (1 Corintios 5:11)
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“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios...” (1 Corintios 15:12-15)
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“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?... Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo...” (2 Corintios 6:14-17)
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“Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno... Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tesalonicenses 3:11-15)
Habrá momentos en los cuales hay que
diferenciarse y otros en los cuales mantener la unidad. Dios y su Espíritu
Santo, a través de su Palabra nos guiarán a no ser de tropiezo al decidir
nuestra conducta.
En Filipenses 1:18 el Apóstol Pablo
decía: “¿Qué pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por
verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré
aún”
Recordemos: Todo debe redundar para el progreso de la Obra de Dios...
Recordemos: Todo debe redundar para el progreso de la Obra de Dios...
TBS
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