miércoles, 15 de mayo de 2013

Dios es Nuestra Felicidad…


Leer Salmos 128

“Este Salmo podría titularse: La dicha de los que temen a Dios. Los que así obran, en general, serán bendecidos (v.1, 2, 4). En particular: I. Prosperarán y tendrán éxito en sus trabajos y negocios (v.2) II. Sus familiares contribuirán a la dicha y la prosperidad de la casa (v.3) III. Vivirán para ver el crecimiento de la familia (v.6) IV. Tendrán la satisfacción de ver la prosperidad de Jerusalén (v.5, 6)” (Mathew Henry)

La Sabiduría es resumida en Proverbios 1:7 como “el temor de Jehová”, que implica sencillamente tener una santa reverencia en nuestro andar porque realmente consideramos a Dios como parte presente y esencial de nuestras vidas. Quien así lo entiende, tiene más posibilidades de ajustar su existencia a principios y valores que probadamente sabemos que nos permiten una vida mejor, con un sentido concreto, llena de esperanza y que marca un rumbo sólido para nuestra descendencia…

El Premio a la Fidelidad…
  • “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová…” (Salmos 128:1-2)
La descripción de “bienaventurado” o “dichoso” es para aquel que tiene…

1. Un Concepto: “teme a Jehová”, que implica que para él Dios realmente es Dios. Esta concepción de la vida afecta todo su ser impregnándolo de la Presencia genuina del Señor…
2. Una Conducta: “Que anda en sus caminos”. Esto es sencillamente una consecuencia directa de aquello que es la estructura fundamental de su existencia…

Como más adelante lo expresa el Apóstol Pablo, “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28), por lo cual es apropiada la declaración del Salmista: “Disfrutarás el fruto de tu trabajo; gozarás de dicha y prosperidad”. Y esto implica mucho más que beneficios o progreso material, sino un estado de plenitud del alma que nos permite disfrutar las cosas sencillas de la vida…

El Privilegio de la Familia…
  • “Tu mujer será como vid… tus hijos como plantas de olivo…” (Salmos 128:3-4)
Contrariamente a las tendencias modernas que desprestigian el concepto tradicional de la familia, y que en muchos casos pretenden desvirtuarla o concretamente destruirla, la Biblia es muy clara al decirnos que la Bendición de Dios se encuentra en la unidad familiar consistente en un hombre, una mujer y sus hijos. El hombre es presentado como quien trae provisión al hogar como resultado de su trabajo, la mujer como “vid”, en su condición de madre y los hijos como “renuevos de olivo”, símbolos de juventud, vigor y futuro…

La Perspectiva del Futuro…
  • “He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová…” (Salmos 128:5-6)
La Bendición para el justo va más allá de las dichas del hogar en el presente, sino que se proyectan a dos privilegios extraordinarios:

1. Las Promesas: “Y veas el bien de Jerusalén” (v.5b). Este era un deseo de todo buen israelita porque su cumplimiento era garantía de bendición para él y su familia…
2. La Posteridad: “Y veas a los hijos de tus hijos” (v6a) “Este es un gran placer. Los hombres viven sus vidas más jóvenes, podríamos decir, en sus nietos. ¿No dice Salomón que “los hijos de los hijos son la corona de la vejez”? Lo son. El hombre bueno está contento de que su linaje continúe… Esta promesa implica una larga vida, y esta vida es dichosa por el hecho de ser continuada en nuestros descendientes” (Charles Spurgeon)

Recordemos: ¿Hay algo más que podamos esperar de la vida? La Bendición mayor que podemos anhelar es una Familia Feliz…
DECH

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