martes, 21 de mayo de 2013

Dios es Nuestra Adoración…


Leer Salmos 134

“Este último de los “cánticos del ascenso” parece describir a los adoradores exhortando a los sacerdotes a una continua fidelidad (v.1), mientras los sacerdotes otorgan una final bendición a los fieles al acabar la fiesta y los peregrinos parten de Sion de regreso al hogar (v.3)” (John Mac Arthur)

Cuando los peregrinos debían regresar a sus lugares de origen, a modo de despedida, entonaban este breve cántico lleno de significado. En un buen sentido es una bendición mutua, para aquellos que eran parte del servicio del Templo, y para todos los que dispuestamente se acercaron a la Casa del Señor para adorar, sin perder de vista a Dios, el Creador y Merecedor de toda adoración…

La Participación de los Siervos en la Adoración…
  • “Mirad, bendecid a Jehová, vosotros los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis por las noches” (Salmos 134:1)
En los días del Antiguo Testamento existían diversas categorías de “siervos” o “esclavos”. Algunos podían catalogarse como básicamente “empleados” de servicio porque eran libres de elegir el lugar y para quien trabajaban, mientras que otros eran posesión de un amo debido a causas diferentes pero especialmente por ser prisioneros de guerras o por problemas económicos que los llevaban a venderse a sí mismos para pagar sus deudas. Cada siete años los israelitas tenían un beneficio de jubileo, por el cual los esclavos por causa de las deudas eran liberados, pero se daban casos en que algunos elegían mantener su condición de servicio por amor a su familia ya que no querían separarse de ella al quedar en libertad…

En este caso los “siervos” son los levitas y sacerdotes que ministraban al Pueblo en la Casa de Dios. Su tiempo estaba dedicado al cien por ciento a esta tarea de tal manera que ni siquiera tenían parte del reparto de la tierra prometida porque Dios mismo era su “heredad”. En un sentido estricto de la palabra, todos los creyentes somos “esclavos” al “obedecer” el Evangelio (ver Romanos 6:16-18), y por lo tanto debemos considerar seriamente las palabras del Señor Jesucristo: “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando…” (Lucas 12:37)

La Posición del Santuario en la Adoración…
  • “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová” (Salmos 134:2)
El “Santuario” o “Casa de Jehová” (v.1) se refiere al Tabernáculo hasta los días de David y al Templo de Jerusalén a partir de Salomón, porque este es el sentido de la palabra en su idioma original. A pesar de ello también se le daban dos usos más al concepto “santuario”: Podían referirse al mismo Pueblo, entre quienes moraba Dios, o a un “refugio”, porque allí estaba la Presencia y el Cuidado del Señor…

En el Nuevo Testamento tenemos la idea del lugar de encuentro cuando la Iglesia se reúne, pero el énfasis principal esta puesto en nuestra condición de “piedras vivas” (1 Pedro 2:5) ya que nuestro propio cuerpo es “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), y es por esa razón que el Padre busca “verdaderos adoradores” que le “adoren en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24)

La Provisión del Soberano en la Adoración…
  • “Desde Sion te bendiga Jehová, El cual ha hecho los cielos y la tierra” (Salmos 134:3)
Mathew Henry explica este texto sencilla y claramente: “Responden (v.3) los ministros oficiantes con un: “Desde Sion (como Centro Religioso) te bendiga (singular colectivo, es decir, a cada uno de vosotros) el Hacedor de Cielos y Tierra. No necesitamos más para ser dichosos que recibir esa bendición del Dios Omnipotente, porque los que Él bendice son de veras bendecidos”

Recordemos: En la Antigüedad el Templo era el lugar para ir a la adoración… en la Actualidad el Templo debe andar en adoración…
DECH

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