lunes, 1 de abril de 2013

Anhelos reales


La Biblia nos dice: “... Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse” (Isaías 56:1)

El escritor relataba que en su juventud se hospedó en Singapur, en un hotel famoso por ser escenario de las novelas de varios autores conocidos con el sueño de hallar “aquello que había delante de mi mano temblorosa, pero que no lograba atrapar en mis cuadernos” También decía: “Mi juvenil cabeza hervía de sueños, de situaciones que sin duda no habría de vivir nunca, pero que me empeñaba en añorar como si ya estuvieran ahí, al alcance de mi mano”

¡Qué diferencia con la seguridad que nos ofrece el Señor! Lo que encontramos en la Palabra de Dios no son sueños inalcanzables, sino realidades transformadoras:

Salvación
  • “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12)
Provisión
  • “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” (2 Corintios 9:10-11)
Fortaleza
  • “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16)
Lo que añoramos, y sí tendremos, es la eternidad en su Presencia:
  • “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre... anhela mi alma y aún ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Salmos 16:11; 84:2)
  • “Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:20-21)
  • “Conforme a la fe murieron todos estos, sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:14-16)
  • “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Romanos 8:24-25)
Recordemos: Dios nos da promesas reales, que debemos esperar y que se cumplirán en el tiempo por El dispuesto.
TBS

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