Leer Salmos 119:25-32
“Cuando alguno de nosotros ha
tenido un buen comienzo, inmediatamente pensamos que nos hallamos en lo más
alto; nunca pensamos en orar ya a Dios cuando nos ha mostrado el favor que sirve
a nuestro propósito; pero si nosotros hemos hecho algo aunque sea pequeño, poco
a poco nos elevamos a nosotros mismos y nos maravillamos de nuestras grandes
virtudes, pensando inmediatamente que el diablo ya no puede vencernos más”
(Juan Calvino)
El Camino de la Vida…
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“Abatida hasta el polvo está mi alma, vivifícame según tu palabra…” (Salmos 119:25-27)
La situación del Salmista era
calamitosa, de tal manera una versión de la Biblia dice: “Estoy tirado en el
polvo completamente desalentado, dame vida conforme a tu palabra” (v.25).
Es tan gráfica su condición que la palabra “abatida”, con la que se
refiere al estado de su alma, se usa también en el v.31 donde se traduce como
“apegado”, y en Génesis 2:24 al decir “se unirá”. Esto implica
que literalmente se hallaba postrado hasta lo más bajo, y es en ese punto donde
clama. “Vivifícame según tu palabra… Enséñame el camino de tus
mandamientos”
Conocer, comprender y aplicar la
Palabra de Dios es la manera más segura de descubrir la Voluntad vivificadora
del Señor: “El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para
apartarse del Seol abajo” (Proverbios 15:24), ya que el mismo Jesucristo
aseguró: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia” (Juan 10:10)
El Camino de la Vergüenza…
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“Se deshace mi alma de ansiedad… Aparta de mí el camino de la mentira…” (Salmos 119:28-29)
Su “ansiedad” lo estaba
literalmente derritiendo porque sabía que alejado del conocimiento de Dios su
vida quedaría sin sustancia. Por ese motivo decide firmemente alejarse del
“camino de mentira”, que al final implicaría engañarse a sí mismo. Los
seres humanos solemos ser demasiado subjetivos y autorreferenciales por ese
motivo caemos con facilidad en el autoengaño… lo único que puede librarnos de
esa trampa es observar nuestra propia vida en el espejo absolutamente objetivo
de la Palabra de Dios…
En Éxodo 23:7 se advertía al Pueblo
de Dios: “De palabra de mentira te alejarás…”, sencillamente porque su
origen se encuentra en el mismo Satanás a quien el Señor denuncia claramente:
“El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44)
El Camino de la Verdad…
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“Escogí el camino de la verdad… Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón” (Salmos 119:30-32)
Como bien dice Mathew Henry:
“Poner delante de nosotros los veredictos de Dios es como si pusiésemos
delante de los ojos el modelo que hemos de copiar cuando aprendemos a escribir,
y como tiene ante sí el modelo del edificio que piensa construir. Mirar
constantemente al modelo hace que un creyente sea firme y
estable”
Su intención era que al buscar la
Verdad esto afectaría de tal manera que “correría” tras sus
“mandamientos” o sea literalmente obedecer con el mayor gusto,
prontitud y alegría. Básicamente la misma idea expresada en 1 Juan 5:3…
“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus
mandamientos no son gravosos”
Cuando se elige la Verdad el corazón
se “ensancha” lo que nos da energías suficientes y libertad para ir
tras aquello que amamos…
Recordemos: La
Biblia es el Mapa y también el Camino…
DECH
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