Leer Salmos 119:9-16
“Un capitán puede velar desde
cubierta toda la noche, pero si no sabe nada de la costa y no tiene piloto a
bordo lo más probable es que esté apresurando el momento del naufragio. No basta
con el deseo de obrar rectamente, porque la ignorancia puede hacernos pensar que
estamos haciendo un servicio a Dios cuando estamos provocándole, y el hecho de
nuestra ignorancia no va a invertir el carácter de nuestra acción, mucho menos
mitigar nuestra responsabilidad” (Charles Spurgeon)
En esta segunda sección del Salmo
119, conocida también como “Receta para una buena limpieza” y que
corresponde, en su formato acróstico, a la letra “Bet” del Alfabeto
Hebreo, el salmista se enfoca en contestar una pregunta penetrante: “¿Con
qué limpiará el joven su camino?”
Comienza explicando el origen de la
Fortaleza espiritual…
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“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra… En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:9-11)
La pregunta no es excluyente, porque
la necesidad de pureza espiritual es igual para cualquier persona más allá de la
etapa de la vida en que se encuentre, y la respuesta es la misma para todos por
igual.
Dos elementos para tener en
cuenta:
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El objeto central es “la palabra”. En este pasaje es un sinónimo de la “ley” lo que puede referirse de manera amplia a toda la Biblia, y de manera específica al Pentateuco o los Diez Mandamientos
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El propósito básico es “guardar”. En este caso el salmista asevera que esta debe ser la actitud correcta para obtener fortaleza espiritual, pero al mismo tiempo predica con su ejemplo al decir “he guardado”. La idea en el idioma hebreo es “guardar a buen seguro un objeto precioso”, pero también “observar, cuidar o vigilar”. Esto para que sea efectivo debe atesorarse en el “corazón”
Continúa detallando cual debe ser
nuestro Fundamento espiritual…
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“Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos…” (Salmos 119:12-14)
Su clamor a Dios es por conocimiento
preciso de Su Voluntad. Como dijera Charles Spurgeon: “Enséñame tus
estatutos; porque solo así puedo aprender el camino a la dicha… Las personas
dichosas generalmente se regocijan de hacer dichosas a otras, y sin duda el Dios
bienaventurado querrá impartir la santidad que es la fuente de la
felicidad”
Concluye dando pasos concretos de
Fidelidad espiritual…
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“En tus mandamientos meditaré… No me olvidaré de tus palabras” (Salmos 119:15-16)
El salmista menciona cuatro pasos
esenciales en la búsqueda del crecimiento espiritual:
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Reflexionar en la Palabra: “En tus mandamientos meditaré”. No es suficiente leer para tener un conocimiento superficial sino que es necesario meditar para alcanzar un conocimiento profundo. Como sea profunda la raíz así será el fruto
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Respetar la Palabra: “Consideraré tus caminos”. Santiago 1:22 dice: “Pero sed hacedores de la Palabra, y no solamente oidores”
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Regocijarse en la Palabra: “Me regocijaré en tus estatutos”. Si la Palabra es Verdad para mi, conocerla y vivirla será mi mayor satisfacción
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Recordar la Palabra: “No me olvidaré de tus palabras”. En toda circunstancia poder decir como dijo el Señor ante la tentación: “Escrito está” (Mateo 4:1-11)
Recordemos: Pensar
bíblicamente debería ser nuestra Meta…
DECH
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