sábado, 27 de abril de 2013

Dios es Nuestra Sabiduría…


Leer Salmos 119:97-104

“Vivir la Ley de Dios da sabiduría sobrenatural, comprensión increíble en un santo caminar con Él, y trae dulzura como de miel para el alma” (Gerard Chrispin)

“Esta estrofa podría llevar por título: La Ley fuente de Sabiduría. Dos detalles destacan aquí: (A) Esta es la primera estrofa que no contiene ninguna petición; (B) Tampoco se halla en ella ninguna queja” (Mathew Henry)

La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestro Conocimiento…
  • “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación…” (Salmos 119:97-100)
El conocimiento genuino de la Palabra de Dios es el resultado de nuestro genuino amor al Señor mismo y a aquello que Él tiene para decirnos. Como dijera un comentarista: “Aquí no se habla de conocer, leer, oír o practicar exteriormente la ley, sino de amarla”, porque obviamente nuestros pensamientos y anhelos están estrechamente ligados con aquello que amamos…

Si nuestro interés hacia la Palabra de Dios es genuino, sus efectos son evidentemente palpables y se expresan en:
  1. Sagacidad: “Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos” (v.98) ¿Por qué?... “Porque siempre están conmigo”
  2. Seguridad: “Más que todos mis enseñadores he entendido” (v.99) ¿Por qué?... "Porque tus testimonios son mi meditación?"
  3. Sabiduría: “Más que los viejos he entendido” (v.100) ¿Por qué?... “Porque he guardado tus mandamientos”
Es evidente que el secreto se encuentra en usar la Biblia continuamente, meditarla y aplicarla. Charles Spurgeon decía: “El que es enseñado por Dios tiene una sabiduría práctica que la malicia no puede proporcionar al astuto; aunque es inocente como una paloma, exhibe más prudencia que la serpiente”

La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestra Conducta…
  • “De todo mal camino contuve mis pies…” (Salmos 119:101-102)
El Salmista confirma el efecto que trae sobre su vida el conocimiento profundo de la Ley de Dios por medio de dos acciones en contraste:
  1. “De todo mal camino me contuve…”: La idea es que literalmente se “encadenó” para resistir las tentaciones. Algo por el estilo expresaba el Apóstol Pablo cuando, en su búsqueda de la excelencia, decía, “golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9:27)
  2. “No me aparté de tus juicios…”: Mientras evita decididamente el mal se aferra con todas sus fuerzas a la Verdad de Dios. Charles Spurgeon decía: “El que es cuidadoso de no apartarse una pulgada del camino no lo abandonará… El que empieza a apartarse un poco, no sabe nunca donde terminará”
La Sabiduría de Dios se manifiesta en nuestro Compromiso…
  • “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!” (Salmos 119:103-104)
“Cuando el salmista se alimenta de ellas, las halla dulces; pero cuando da testimonio de ellas, le parecen más dulces aún. ¡Qué sabios seremos si, por nuestra parte, conservamos la Palabra en nuestro paladar por medio de la meditación y en nuestra lengua por la confesión! Ha de ser dulce a nuestro paladar cuando pensemos en ella, pues de otro modo no será dulce en nuestra boca cuando hablemos de ella” (Charles Spurgeon)

La dulzura de la Palabra hace que la mentira nos parezca amarga, por ese motivo el sabio hace propio Proverbios 23:23: “Compra la verdad y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia”

Recordemos: “Un buen hombre, vaya donde vaya, lleva consigo su Biblia, si no en sus manos, en su cabeza y en su corazón” (M.Henry)
DECH

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