jueves, 25 de abril de 2013

Dios es Nuestra Respuesta…


Leer Salmos 119:81-88

La descripción que hacen diferentes comentaristas acerca de esta sección del Salmo es coincidente porque la situación parece demasiado compleja para el autor, pero a pesar de todo, en Dios se encuentra su esperanza…

Mathew Henry, quien titula esta porción como: “Un rayo de esperanza en medio de las tinieblas”, dice: “El Salmista se siente deprimido ante la gran tribulación que le aflige. Las imágenes son muy expresivas”. Por otro lado Charles Spurgeon comenta: “Sus enemigos le han puesto en su condición más profunda de angustia y depresión; con todo, él es fiel a la ley y confía en su Dios. Esta octava es la medianoche del Salmo y es muy tenebrosa. Brillan, sin embargo las estrellas y, en el último versículo, la promesa del alba”

La palabra con la que comienza describe el sentimiento que acompaña toda la estrofa. Al decir que “desfallece”, literalmente expresa que se siente consumido por el deseo de una solución a la situación que le estaba aquejando… Por ese motivo hace tres preguntas a Dios por medio de las cuales enumera cuales cree que son sus mayores necesidades…

El Salmista esperaba Renovación de parte de Dios…
  • “¿Cuándo me consolarás?” (Salmos 119:81-82)
Es evidente que estaba sufriendo un número considerable de problemas que lo llevaban a sentir cierta desesperanza por eso clama que Dios le de una visión espiritual que le permita sentir consuelo a su alma atribulada. Samuel Rutherford escribió: “Cree cuando te halles bajo la nube y espera en Él cuando no haya luz ni de la luna ni de las estrellas. Que la fe viva y respire y eche mano de la salvación cierta de Dios cuando las nubes y la oscuridad te rodean y parece que te estás pudriendo en una cárcel sin salida”

Es interesante que la respuesta a su pregunta se encontraba en sus mismas afirmaciones, dichas desde lo más profundo de su dolor, las cuales describen virtudes que nos darán firmeza…
  • Convicción: “Mas espero en tu palabra” (v.81)
  • Confianza: “Pero no me he olvidado tus estatutos” (v.83)
  • Compromiso: “Pero no he dejado tus mandamientos” (v.87)
El Salmista esperaba Redención de parte de Dios…
  • “¿Cuántos son los días de tu siervo?” (Salmos 119:83-84)
La percepción de su fragilidad se puede ver cuando dice “estoy como el odre al humo”. Esta imagen hace referencia a los recipientes de piel para vino que se guardaban en habitaciones ahumadas y sin ventilación, por lo cual se arrugaban y encogían. Tal era la sensación del Salmista acerca de sí mismo… se veía como un odre arrugado… Pero lo paradójico es que esta era la manera en que el vino que conservaban esos recipientes podía mejorar su sabor. Realmente no era importante el número de días sino que Dios le diera vida a su existencia ya que más adelante dice “vivifícame” (v.88). Nos recuerda al Salmo 84:10… “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos…” y Juan 10:10… “Yo he venido para que tengan vida…”

El Salmista esperaba Retribución de parte de Dios…
  • “¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?” (Salmos 119:83-88)
Las personas pueden ser una fuente de amargura y a veces llevarnos al derrumbe moral, espiritual y aún físico; pero como mas adelante enseñaba el Apóstol Pablo, es cosa de Dios dar una justa retribución a aquellos que se la merecen: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré dice el Señor”…, por ese motivo nos aconseja: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:19-21)

Recordemos: Dios hace Su Parte… nosotros podemos confiar…
DECH

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