sábado, 6 de abril de 2013

Lazo profundo...

En la Biblia leemos: “...vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis...” (Mateo 6:8)
 
La nota, comentaba la relación tan particular de dos hermanos gemelos, que “tienen una conexión que la ciencia actual aún no puede explicar”. Ellos mismos dicen al respecto: “Desde que tenemos uso de la memoria, hemos experimentado síntomas físicos cuando el otro se lastimaba”. Les ha ocurrido que sintieron los dolores del otro, supieron cuando había participado en un accidente sin consecuencias, tenido una erupción cutánea cuando el otro padeció una reacción alérgica importante, etc. Lo más llamativo del caso fue que cuando uno de los hermanos tuvo un tumor cerebral, fue el otro quien tuvo los dolores de cabeza...
 
Los que trabajan con gemelos dicen “Oye uno anécdotas, pero nadie lo ha estudiado adecuadamente”.
 
Salvando absolutamente las distancias entre  la relación de personas y lo que la Biblia nos dice de Nuestro Dios, podemos tratar de comprender la relación que tenemos con el Señor...
 
Al recibir la Salvación por medio del Señor Jesucristo, nos convertimos en hijos de Dios:
  • “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía  a este mundo... A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:9-13)
Sobre esta relación que se establece la Biblia nos dice:
  • “Conoce el Señor a los que son suyos...” (2 Timoteo 2:19)
Y este sentir que tiene hacia nosotros, se transforma en Su Cuidado y Atención a nuestras necesidades, dolores, anhelos, peticiones:
  • “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores...” (Isaías 53:4)
  • “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:4-15)
  • “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles... ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:26, 34)
Y su Intercesión cuando lo necesitamos por haber pecado:
  • “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo” (1 Juan 2:1)
Jesucristo es Nuestro Señor, pero sabe cada cosa que nos ocurre, y la relación que podemos disfrutar con Él y con el Padre es mucho más amplia, profunda y poderosa que la de los gemelos...
 
Recordemos: No olvidemos el gran privilegio que gozamos al ser hijos de Dios...
TBS

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