sábado, 14 de septiembre de 2013

Dame ese Monte...

Jean de la Bruyere dijo: “Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad”

Daniel Santoy escribió una hermosa canción basada en la historia de Caleb que dice en su coro:

Pero dame este monte.
Y con mis fuerzas lo he de tomar Cumpliré la promesa.
Yo he sido creado para luchar.
No habrá gigante que me haga dudar.
Y mi bandera he de alzar

Caleb, el hijo de Jefone fue enviado junto a Josué y diez principales de Israel a la tierra de Canaán para hacer un reconocimiento previo con el propósito de traer un informe detallado a Moisés: “Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, observad la tierra como es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso…” (Números 13:17-20)

Los diez acompañantes de Josué y Caleb no fueron muy equilibrados a la hora de brindar su opinión: “Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en ella son hombres de grande estatura” (Números 13:32)

Caleb en toda esta circunstancia tan confusa y negativa mantuvo la calma y trató de hacer reflexionar a los rebeldes: “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos” (Números 13:30)

Este acto de rebelión fue castigado por Dios con 40 años de tránsito por el desierto sin entrar a la Tierra Prometida: “Pero a mi siervo Caleb por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró y su descendencia la tendrá en posesión” (Números 14:24)

A partir de ese momento pasaron 45 largos años… Mucho tiempo en la vida de cualquier ser humano, y suficiente como para apagar el entusiasmo o dejar que los sueños tomen alas y se alejen de nosotros… pero, Caleb era diferente, de tal manera que cuando ya estaban afincados en la tierra se presentó delante de Josué para decirle: “Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día… Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová a dicho” (Josué 14:6-12)

¡Que hombre sin igual! Dos ancianos forjados en el fragor de cien batallas se encuentran para conversar de asuntos administrativos. Lo recomendable era una apacible charla sobre logros del ayer y el establecimiento de algunas pautas generales para la juventud que venía pidiendo terreno, pero no… Caleb mira fijamente a Josué y le dice: “Mira mis ojos, no han perdido la llama que los mantuvo encendidos durante estas últimas décadas… quiero lo que me pertenece por derecho… dame ese monte, lo tomaré aunque deba luchar con gigantes, Dios me lo dio y me corresponde”

Robert Frost dijo: “En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: ¡Sigue adelante!”

Recordemos: Mientras tengamos vida… ¡Sigamos adelante!
DECH

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