viernes, 20 de septiembre de 2013

Dar, no solo pedir...

En la Biblia leemos: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12)

En una extensa carta, un hijo de inmigrantes europeos se preguntaba: “¿Dónde quedó la cultura del esfuerzo? No hay ejemplos a seguir, todo son reclamos de derechos, pero pareciera que no hay ninguna obligación para quienes reclaman... No sé cuántas generaciones se necesitarán para retomar aquel camino...”

Es interesante. Los inmigrantes que llegaron a nuestro país luego de finalizada la guerra que  afectó a sus propios países, incluido mi padre y mis abuelos maternos, aun siendo un país con idioma y alfabeto absolutamente diferente al que conocían, lograron trabajar, construir o comprar viviendas, educar a sus hijos, comenzar de  nuevo donde no había nada. Trabajaron, la mayoría de ellos declinando la ayuda que se les daba debido a su condición de refugiados o sobrevivientes.

La carta de este hombre muestra precisamente eso: Hoy en día todos reclaman, pero no aceptan responsabilidades. Y compara con lo que conoció en su propia familia, donde la responsabilidad iba delante, donde los "derechos" se adquirían mediante el esfuerzo previo.

En la vida espiritual solemos comportarnos reclamando beneficios y olvidando deberes. Recibimos la Salvación otorgada por Dios mediante el Sacrificio del Señor Jesucristo y esperamos detrás toda la Bendición de Dios, sin prestar atención a lo que sigue a la condición de hijos de Dios:
  • “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para  que juntamente con él seamos glorificados”  (Romanos 8:17)
Estos días, escuchando un estudio de la Palabra de Dios, recordé la promesa de Isaías 58:11...
  • “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”
Y al mismo tiempo, la responsabilidad de Isaías 58:1-10:
  • “¿No es para bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar ir libres a los quebrantados... no es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto, e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás y te oirá Jehová... en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como mediodía”
Dios nos ofrece todas las Bendiciones, pero nos enseña a aplicarlas en nuestro prójimo:
  • "Y como queráis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:31)
  • “Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme  a lo que tengáis” (2 Corintios 8:11)
El mismo Dios que nos bendice, nos capacita para bendecir a otros:
  • “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13)
Recordemos: Somos más que bendecidos por Nuestro Señor... compartamos esas bendiciones con nuestro prójimo...

TBS

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