lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Quién es Dios?

Este ha sido un interrogante para el ser humano a lo largo de los siglos. Grandes pensadores de la historia reflexionando acerca de El llegaban a conclusiones extremas que fueron condicionando a generaciones enteras de seres humanos:
  • “Es difícil (decía Platón) investigar y hallar al Diseñador y Padre del Universo, y si se le pudiera encontrar, sería imposible explicárselo a otros de manera que lo pudieran comprender”
  • Aristóteles hablaba de Dios como “la causa suprema, soñado por todos pero a Quien no conocía nadie”
  • Maimónides el sabio judío, decía en “Guía de los perplejos” que entender a Dios era como pretender sacar perlas del fondo de océano; quien sabe nadar alcanza el objetivo, el que no se ahoga. De esta manera limitaba la comprensión de Dios y sus hechos a un grupo de iluminados que estuviera lo suficientemente capacitado mental y físicamente para hacerlo.
El mundo antiguo no dudaba que hubiera un Dios o dioses, pero creía que era imposible conocerle o conocerlos. Además, pensaban que no tenían ningún interés en la humanidad o en el mundo. En un mundo sin Cristo, Dios era un misterio y un poder, pero no un amor; no había nadie a Quien elevar los brazos en busca de ayuda, o los ojos, en busca de esperanza.

Podemos llegar a la conclusión de que el SENTIDO de la vida se encuentra en Dios, pero esto no es suficiente porque entonces seguiremos preguntándonos: “¿Quién es El?”, ya que al descubrirlo definiremos nuestra fe. Esta pregunta indica nuestra búsqueda de SIGNIFICADO, es decir tratamos de entender aquello que se escapa de nuestra capacidad de comprensión.

Moisés tenía dos interrogantes que lo atormentaban en este encuentro con El Señor:
  • ¿Quién soy yo?
  • ¿Quién es Dios?
Y encontró la respuesta en una zarza ardiente…
  • “Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: heme aquí… Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob… Ven, por tanto ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?. Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo… Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿qué les responderé?. Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”  (Éxodo 3:4-14)
Dios no le respondió satisfactoriamente ninguna de las dos preguntas. El simplemente dijo:
  • "Ve, porque yo estaré contigo…"
  • "YO SOY EL QUE SOY"
Moisés, un verdadero varón de Dios, seguramente estaba tan perplejo como usted o yo podemos estarlo a la hora de tratar de entender a Dios. La verdad es que El no nos da demasiadas explicaciones, simplemente hace Sus Obras y espera que nosotros tengamos la sensibilidad suficiente como para atribuírselas…

Recordemos: El es Quien es y está con nosotros si lo buscamos…
DECH

No hay comentarios:

Publicar un comentario