viernes, 6 de septiembre de 2013

Sin Amarguras...

Todos nosotros sabemos como aparentar para evitar el juicio de las demás personas, por ese motivo en algunas ocasiones explotamos y en otras “implotamos” los sentimientos.
  • Explosión: Genera cicatrices en el cuerpo, rompe relaciones, se manifiesta por palabras y actos violentos, su resultado es impredecible.
  • Implosión: Genera cicatrices en el alma, nos hace ver enemigos en todos lados, alimenta la paranoia, nos hacer hervir a fuego lento, se manifiesta en se manifiesta en amargura y su resultado también es impredecible.
En el griego del Nuevo Testamento, "amargura" proviene de una palabra que significa "punzar". Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado. Finalmente, el uso en el griego clásico revela el concepto de "algo fuerte". La amargura entonces es: “algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón”. La amargura no tiene lugar automáticamente cuando alguien nos ofende, sino que es una reacción no bíblica, es decir pecaminosa, a la ofensa o a una situación difícil y por lo general injusta. No importa si la ofensa fue intencional o no. Si el ofendido no arregla la situación con Dios, la amargura le inducirá a imaginar más ofensas de la misma persona.

Jaime Mirón en “La amargura el pecado más contagioso” describe sus consecuencias de la siguiente manera:
  • El espíritu amargo impide que la persona entienda los verdaderos propósitos de Dios en determinada situación.
  • El espíritu amargo contamina a otros. En uno de los pasajes más penetrantes de La Biblia, el autor de Hebreos exhorta: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:15)
  • El espíritu amargo hace que la persona pierda la perspectiva. Nótese la condición del salmista cuando estaba amargado: “Se llenó de amargura mi alma. Y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de Ti”  (Salmos 73:21-22)
  • El espíritu amargo se disfraza como sabiduría o discernimiento. Es notable que Santiago emplea la palabra sabiduría en 3:14-15 al hablar de algunas de las actitudes más carnales de La Biblia.
  • El espíritu amargo da lugar al diablo (Efesios 4:26). Una persona que se acuesta herida se levanta enojada; se acuesta enojada y se levanta resentida; se acuesta resentida, y se levanta amargada. El diablo está buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8)
  • El espíritu amargo puede causar problemas físicos. La amargura está ligada al resentimiento, término que proviene de dos palabras que significan decir de nuevo. Cuando uno tiene un profundo resentimiento, no duerme bien o se despierta varias veces durante la noche, y vez tras vez en su mente repite la herida como una grabadora.
  • El espíritu amargo hace que algunos dejen de alcanzar la gracia de Dios (Hebreos 12:15)
El Apóstol Pablo sabiendo que una vida cristocéntrica implica decisiones firmes y sabias animaba a los creyentes de Efeso a considerar lo siguiente: “Airaos pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27)

Recordemos: No podremos disfrutar la vida, ¡si no le quitamos la amargura!
DECH

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