jueves, 19 de septiembre de 2013

Uno por Uno

En la Biblia leemos: “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba” (Lucas 4:40)

La nota, a un medico llamado “de familia” llevaba por título: “Los médicos de familia nos dedicamos a atender personas, no pacientes. Conocemos a la persona, su contexto, lo vemos en su totalidad, recuperando la noción de salud integral”

Es un concepto notable... En la mayoría de las esferas en las cuales nos relacionamos, no se observa a las “personas” sino a los números, las estadísticas y los porcentajes que ellos representan... Lamentablemente muchas veces esto también ocurre en el plano espiritual...

Es maravilloso considerar que Dios nos mira  no solamente como personas, sino que nos ve y trata con cada uno en forma individual...
  • “Pero a cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno... Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 7:17; 12:7)
  • “...exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros” (1 Tesalonicenses 2:11)
Conoce nuestro contexto:
  • “Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos” (Salmos 69:5)
Conoce nuestra persona:
  • “...porque El conoce los secretos del corazón” (Salmos 44:21)
Conoce nuestras acciones:
  • “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...” (Isaías 53:6)
Aún sabiendo todo esto, El atendió nuestra necesidad y nos aplicó Su Medicina:
  • “Jesús les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17)
  • “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos... después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último... me  apareció a mí” (1 Corintios 15:3-9)
  • “Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad” (Hechos 3:26)
Así también nos pedirá cuenta de nuestra vida y conducta, a cada uno en particular:
  • “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Co 5:10)
  • “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación...” (1 Pedro 1:17)
Recordemos: Dios nos conoce a cada uno en particular y obra en nosotros de manera individual...
TBS

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