jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Cuántas palabras?


Un escritor, filósofo y ensayista español dice con respecto a la política: “Los candidatos recitan propuestas inverosímiles mientras sus electores, las alientan. Los votantes viven de promesas, como los políticos... se sabe que los políticos tienden a no cumplir sus promesas electorales, incluso a olvidarlas una vez ganados los comicios. Durante la campaña lo tienen todo claro, cuentan con una solución para cada problema y muestran una admirable seguridad en sí mismos y en lo que ofrecen...”

Es absolutamente cierto que como seres humanos finitos no podemos saberlo ni abarcarlo todo. No podemos encontrar la solución a cada problema. No podemos ser infalibles. Pero sí deberíamos ser muy cuidadosos con el uso de la palabra empeñada, pues nuestros dichos suelen atraparnos una vez que los pronunciamos.

Dios es absolutamente confiable en Su Palabra:
  • “Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” (1 Corintios 1:19-20)
Luego, Dios nos indica cómo hablar a nuestro prójimo:
  • “Mas, como Dios es Fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí y No” (1 Corintios 1:18)
  • “Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a un extraño, te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios” (Proverbios 6:1-2)
Y también en la Biblia se nos da una clara enseñanza acerca de nuestras promesas a Dios:
  • “No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?” (Eclesiastés 5:2-6)
El Señor Jesucristo fue muy directo al recordarnos:
  • “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mateo 12:35-36)
Y los dichos de Salomón nos animan a enfocar bien nuestro hablar:
  • “Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios” (Eclesiastés 5:7)
  • “En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los sabios empobrecen” (Proverbios 14:23)
Recordemos: Mejor hablar poco y seguro que enredarnos en una maraña de palabras sin sentido.
TBS 

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