miércoles, 26 de septiembre de 2012

Poder pasajero... Posición permanente...


Leemos la nota: “El declive de un funcionario clave... quien fue el más poderoso... perdió influencia... de manejar los hilos de varias áreas clave y la mayor parte de los recursos, ahora pasó a discutir la pavimentación de calles y cordones... el recorte de poder que lo ha relegado a cumplir un papel secundario y cada vez menos relevante... en su momento de esplendor era la llave para...”

¡Qué situación tan repetida en las relaciones humanas! Hoy tenemos alguna posición... y al momento siguiente, a veces sin mediar ningún aviso ni circunstancia específica, podemos perderla sea de manera gradual o instantánea, según los intereses que nos rodeen o las necesidades del momento.

Sin embargo, en la relación con Dios, el trato que recibimos es permanente. Se nos concede una posición inalterable junto a El...
  • “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad... el cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero, y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo... nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús... ” (Efesios 1:3,20; 2:6)
¿Por que no debemos preocuparnos de perder posiciones? Porque no las obtuvimos nosotros:
  • Pues mirad, hermanos, vuestra vocación que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: el que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Corintios 1:26-31)
  • “El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana” (Isaías 40:23)
Sin embargo, podemos y debemos preocuparnos por fortalecer nuestro interior:
  • “La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad” (Eclesiastés 7:19)
  • "Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu" (Efesios 3:16)
Recordemos: No podemos perder lo que no tenemos. Y lo que hemos alcanzado se debe a los méritos de Cristo, que son eternos.
TBS 

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