sábado, 22 de septiembre de 2012

¿Hasta cuándo no entenderían...?


Una nota de revista se preguntaba acerca de un producto: “¿Qué significa ser una marca confiable?” Y explicaba: “Significa tener una enorme responsabilidad, un reflejo del compromiso de todos los días... la trayectoria es una de las mayores fortalezas y la confianza se construye obteniendo productos de alta calidad que cubran las distintas necesidades con una promesa intacta: entregar productos que hagan una verdadera diferencia para la... de la gente y la manera en que viven sus vidas...”

Por supuesto, no hay ningún modo de comparar cualquier producto con lo que Dios nos ofrece, pero leyendo en la Biblia la forma en que reaccionaban algunos discípulos del Señor Jesús ante sus hechos maravillosos, me lleva a preguntarme: ¿Cuándo iba a ser suficiente lo que hiciera para que sus cercanos le creyeran y entendieran Quién era El?

En Lucas 8:22-26 leemos:
  • “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza... y se maravillaron y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aún a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?”
Ellos ya habían visto los milagros anteriores:
  • “...tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum... Y estaban todos maravillados y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?... entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre... e inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía... y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba, también salían demonios de muchos...” (Lucas 4:23, 36, 38-39, 40-41)
  • “...y el poder del Señor estaba sobre él para sanar...” (Lucas 5:17)
Consideramos “¿Qué hizo Dios en mi vida?” ¿Todavía dudamos de El o nos preguntamos incorrectamente “¿Dónde está, hasta cuándo, por qué no respondes y tantos otros cuestionamientos que solemos hacer?”
Mejor consideremos dónde está nuestra fe, para que el Señor no deba preguntarnos, como a los discípulos:
  • “...¿Dónde está vuestra fe?...” (Lucas 8:25)
Debemos saber que El es el mismo siempre:
  • “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8)
  • “Os escribo a vosotros... porque conocéis al que es desde el principio...” (1 Juan 2:14)
Recordemos: Si nuestra fe está puesta en el Gran Dios que conocemos... ¿Dónde queda el lugar para la duda?
TBS 

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