martes, 18 de diciembre de 2012

Agradecidos siempre...


Un conocido personaje, que actúa y canta especialmente para los niños, dice acerca de sí mismo: “A medida que he ido aprendiendo cositas de la vida, a través de ensayo y error, las he ido plasmando en el personaje... crecí casi solo con mi mamá que tenía muchas enfermedades... todas las mañanas le preguntaba como se sentía o qué le dolía; cuando me decía que ese día no le dolía tanto algo, yo gritaba un gol. Hoy agradezco tener salud, la vida que me toca, el oficio, los hijos, la familia. Agradezco todo lo mínimo e indispensable que uno tiene para mantenerse vivo, lo agradezco porque aprendí a convivir con los dolores de mi madre”

Muchas carencias, mucho agradecimiento por lo que se tiene. Precisamente ver el dolor y lo que le faltaba llevó a este niño a crecer y ser agradecido por lo que tenía, sin mirar si era abundante o importante.

La Biblia nos enseña precisamente esto: A ser agradecidos...
  • “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3:15)
  • “Debemos siempre dar gracias a Dios... Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros...” (2 Tesalonicenses 1:3; 2:13)
También el Apóstol Pablo nos enseña a vivir conformes con lo que Dios nos provee:
  • “En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:10-12)
Agradecer por lo que tenemos y por lo que nos faltare en bienestar. Agradecer por la abundancia de problemas o enfermedades. Job y Pablo sabían mucho sobre esto y decían:
  • “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré...” (Job 13:15)
  • “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)
Debemos ser conscientes de la debilidad humana y de la fortaleza espiritual que Dios nos da para enfrentar las diferentes vivencias que tengamos:
  • “Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-10)
  • “...para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16)
  • “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)
Recordemos: Como hijos de Dios, sabemos que todo lo que tenemos y todo lo que nos ocurre es por su Voluntad y con un Propósito.
TBS

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