lunes, 3 de diciembre de 2012

Cumplir la ley...


La nota referida a un reciente hecho ocurrido en uno de los más prestigiosos colegios de la ciudad, en el cual muchos alumnos fueron sancionados debido a que no cumplieron con las estrictas reglas establecidas y cuyos padres reclamaron que se dejara sin efecto la sanción, decía así: “La escuela, siempre de elite y excelencia, ha forjado referentes en todos los campos... Pero ahora... el festejo de graduación fue un acto en que no estuvo ausente la violencia... en las aulas aprende a relacionarse en una sociedad de pares. Son pautas que funcionan como un contrato: cuando se cumplen hay recompensa, cuando no lo hace, son sancionados. Es el pacto que sostiene la posibilidad de vivir juntos... No está mal revisar las normas, pero mientras estén vigentes es necesario cumplirlas...”

Esto es una verdad irrefutable. Dios también estableció normas y leyes y cuando no las cumplimos, debemos inexorablemente recibir la sanción:
  • “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá... el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él y la impiedad del impío será sobre él” (Ezequiel 18:4,20)
  • “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29)
Realmente al ser humano le es imposible cumplir la ley santa de Dios ya que todos pecamos:
  • “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20)
  • “Como está escrito, no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12)
¿Entonces que podríamos hacer? Realmente nada más que ser sancionados, pero Cristo cumplió la ley en nuestro lugar:
  • “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:17-18)
  • “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:23-24)
Para que la Obra fuera completa y perfecta, Dios nos dice:
  • “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16)
Recordemos: La Ley debe ser cumplida... Cuando como seres humanos no pudimos lograrlo, Dios ocupó nuestro lugar y la cumplió por nosotros...
TBS

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