viernes, 28 de diciembre de 2012

Ser realmente felices...


La nota, cuyo título era “en busca de la felicidad” decía que “todo el mundo pretende alcanzarla. Es un anhelo que nos parece natural y saludable". Sin embargo, según algunos autores y pensadores no es fácil definir qué es ser feliz...

Aristóteles escribió que "la felicidad es un estado de actividad", es decir que ya sea duradera o momentánea, el ser humano tiene que ponerse en acción para lograrla.

Los expertos elaboran pautas, pasos y consejos para alcanzar una alegría plena. Pero no importa cuánto busque el ser humano, siempre le faltará algo...

La Biblia nos dice quienes son verdaderamente felices y quienes lo son en gran medida.

La felicidad debe salir del interior:
  • “Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto... Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová” (Salmos 4:7; 105:3)
Eso será manifiesto en el exterior:
  • “El corazón alegre hermosea el rostro... El corazón alegre constituye buen remedio...” (Proverbios 15:13; 17:22)
Esta felicidad puede multiplicarse, como leemos en Salmos 119:1-2, 16; Juan 13:17 y Romanos 4:7-8:
  • “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová... los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan... me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras”
  • “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”
  • “...Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”
¿Tenemos felicidad pasajera o conocemos la profunda y permanente felicidad que da el Señor?
La Biblia también nos dice que cuando estamos lejos de Él, nos marchitamos:
  • “...mas por el dolor del corazón, el espíritu se abate... mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 15:13; 17:22)
La Biblia no nos miente, por lo tanto aunque parezcamos alegres y felices o pasemos momentos buenos, lejos de Dios no lo seremos permanentemente. La cercanía del Señor y vivir de acuerdo a sus enseñanzas es lo mejor para nosotros, aunque en principio pueda no parecerlo:
  • “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” (Mateo 5:1-11)
Podemos pasar por circunstancias difíciles, pueden dañarnos, las cosas pueden salir al revés de lo que esperábamos... pero con y en el Señor todo terminará resultando para bendición y felicidad...

Recordemos: Solo Dios puede dar felicidad completa y duradera...
TBS

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