martes, 5 de febrero de 2013

Cada uno... pero todos...

En la Biblia leemos: “...y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos 4:35)

El artículo trataba sobre las falencias de un servicio primordial para el ser humano hoy en día, y cómo debido al excesivo calor imperante, éste se veía afectado en cantidad y calidad. Las empresas prestadoras del servicio consideran que el problema no es tan grave, argumentando “que entre cinco millones de clientes, dos mil afectados no es significativo”

En cierta ocasión, trabajando junto a un estudio contable importante, escuché que su criterio también era que en un millón de... (moneda utilizada para determinado negocio), una pérdida de tres o cuatro mil... en el balance anual era perfectamente aceptable...

En el montón, todo puede justificarse... ¡Gracias a Dios que Él no piensa de esa manera! Para Dios no somos montón, ni grupo, ni familia. Somos individuos. Somos “cada uno”. Así nos ve y así trata con nosotros...
  • “A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad... para que busquen a Dios... aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 3:26; 17:27)
  • “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios 4:7)
  • “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27)
¡Qué bendición! Somos parte de la Familia de Dios:
  • “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios... porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos...” (Efesios 2:19, 5:30)
Y como miembros de Su Cuerpo, sentimos en particular lo que sienten los demás en general:
  • “...Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:25-27)
  • “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:25)
Aunque también será así al momento de presentarnos delante de El en la Eternidad:
  • “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12)
  • “Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor” (1 Corintios 3:7-8)
  • “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10)
Recordemos: Gozamos de individualidad ante el Señor y tenemos responsabilidad conjunta con los demás miembros...

TBS

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