En la Biblia leemos: “El
indolente ni aun asará lo que ha cazado; pero haber precioso del hombre es la
diligencia” (Proverbios 12:27)
Un famoso, prestigioso y muy buen
actor, ya en la edad madura, dice de sí mismo: “Yo no tengo edad”.
Luego habla con humor de algunos personajes que podría haber interpretado
cuando “era joven y podía. En cierta ocasión (unos cuarenta años
atrás) no creía que el rol de... fuera para mí, y ahora creo lo mismo de...
Interpretarlo este año va a ser como subir al Everest sin preparación... En otro
ocasión trabajé siete meses y medio con... y aunque no salió un gran personaje
fue emocionante comparar nuestras técnicas”
¡Tiene setenta y dos años, es actor
desde joven, tiene inmensa experiencia y aún trabaja durante meses en un rol
para hacerlo perfectamente! ¡Qué enseñanza nos deja!
Leer sobre esto me lleva a
preguntarme: ¿Cómo me preparo para lo que hago? ¿Presto atención, dedico tiempo
y esfuerzo; estudio, me actualizo, busco superarme y hacerlo con la mayor
excelencia? ¿Tomo con verdadera seriedad la función que cumplo en la vida? Sea
cual sea, me guste o no, cumpla mis expectativas o anhele otra cosa, ¡allí
estoy! Si no estuviera conforme con ello, podré buscar otra cosa para el futuro,
pero mientras ocupe ese lugar, debo ser responsable y hacerlo con lo mejor que
tenga y pueda.
Y me guste o no, por mi presencia,
por mi trabajo, por mis acciones otras personas serán influenciadas, sea para
bien o para mal. Por ello es importante que tengamos en mente lo que Dios nos
enseña.
Sobre nuestras funciones:
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“Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños; y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país” (Números 32:16-17)
-
“Y reunió a los sacerdotes y los levitas y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia” (2 Crónicas 24:5)
Sobre lo que no sabemos o no estamos
seguros:
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“...de la causa que no entendía me informaba con diligencia...” (Job 29:16)
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“Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden... para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido” (Lucas 1:1-4)
Sobre los resultados del
trabajo:
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“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
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“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:14)
Recordemos: Si
estamos cumpliendo una función, hagámoslo con total diligencia por nuestros
semejantes y por nuestro Señor...
TBS
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