jueves, 14 de febrero de 2013

No practicamos el pecado...


La Biblia nos dice: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:12)

La nota, escrita por un ex presidente de un país geográficamente grande decía: “No ocultar la desilusión... no soy propenso a quejas ni desalientos... no obstante pensando en lo que diría este artículo sentí cierta melancolía. ¿Escribir otra vez sobre...? Ya todo se sabe y todo está dicho... no me da gusto escarbar en fechorías y refregar más piedras en quien, en esta materia, ya se desmoralizó bastante...”

Ese hombre hablaba de malas acciones realizadas por gobernantes de su país. Me llevó a pensar en las malas acciones que cometemos los hijos de Dios y como se reacciona ante ellas, tanto a nivel personal como la Iglesia.

¿Qué sucede cuando alguien comete actos indignos de su condición de hijo de Dios? La Biblia nos habla de conductas y disciplinas:
  • “Esto pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles... teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios... se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente... por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo.... airaos, pero no pequéis….el que hurtaba no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno... ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación...” (Efesios 4:17-32)
Cualquier pecado que hubiéremos practicado, debemos dejarlo de lado en el Señor. El perdón de Dios cubre todo nuestro pasado, pero nos instruye para una nueva vida en el presente y el futuro donde no se incluye la posibilidad de pecar y permanecer esclavizados en el pecado...
  • “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios... amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser... cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro... nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo... Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan capítulo 3)
Practicar continuamente un pecado, sea nuevo o de los antiguos, solo demuestra que la esencia justa y santa de Dios no permanece en nosotros. Debemos tomar conciencia de este hecho, y examinarnos a nosotros mismos:
  • “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros a menos que estéis reprobados?... Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis...” (2 Corintios 13:5-7)
Recordemos: Si somos hijos de Dios no permaneceremos en el pecado...
TBS

No hay comentarios:

Publicar un comentario