jueves, 21 de febrero de 2013

Coherentes...


La Biblia nos dice: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo...” (Efesios 4:25)

El artículo llevaba por título “Contradictorio” y decía en referencia a un personaje público: “En efecto, antes de terminar al año, casi sobre el filo de la medianoche... firmó la venta de su empresa... Esta operación fue rápidamente sellada antes que empezara el 1 de enero, para evitar el inexcusable pago de un aumento en los impuestos. Es decir, mientras predica la obligación de que paguen los que más tienen, entre los que se incluye sin titubear, maniobra codiciosamente para escamotear a las arcas fiscales unos... millones de...”

Quienes conocen la operación, dicen que si bien tiene derecho a proteger su patrimonio, hacerlo así evidencia fracturas e hipocresías.

Si no somos coherentes entre dichos y hechos, puede pasarnos lo que dice la Biblia:
  • “Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones” (Ezequiel 36:31)
  • “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito 1:16)
En cambio nuestras acciones deberían llevar a otro resultado:
  • “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16)
  • “...manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 Pedro 2:12)
Dar al César lo que le corresponde y obedecer a los preceptos de las instituciones debería ser nuestra regla de vida:
  • “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?... Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario... ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:17-21)
  • “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernantes, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos... Temed a Dios. Honrad al rey” (1 Pedro 2:13-17)
En lo que dependa de nosotros debemos ser honestos, transparentes y sin contradicciones entre nuestros dichos y nuestros hechos.

Recordemos: Nuestras obras harán que otros glorifiquen a Nuestro Dios...
TBS

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