La Biblia nos dice: “En la
hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos
meditaré” (Salmos 145:5)
La nota, dura y triste sobre una
tragedia ferroviaria de la que se cumplirá un año decía: “La indiferencia
que mata... los llamados de atención no parecen lograr mucho eco en la
sociedad... se sorprenden ante el escaso interés que demuestran los pasajeros...
tan parecidos a aquellos otros que abordaron el tren aquella mañana... pasar de
largo, dar vuelta la cara frente a un recordatorio...”
Hay cosas que como hijos de Dios
debemos olvidar... Otras deben permanecer siempre en nuestra memoria... En
cuanto a la vida personal y al pecado del que fuimos rescatados, debemos dejarlo
atrás como leemos:
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“...una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Filipenses 3:13)
Pero, en cuanto a los hechos
concretos de Dios, en cuanto a su Palabra y su Poder, es nuestra responsabilidad
recordarlos y transmitirlos a los demás:
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“Por tanto guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos... Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 4:9; 6:6-7)
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“Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca” (1 Crónicas 16:12)
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“Bendice alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios... Me regocijaré en tus estatutos, no me olvidaré de tus palabras” (Salmos 103:2; 119:16)
También tenemos una ceremonia
especial, recordatorio de la Obra del Señor Jesucristo a nuestro
favor:
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“Y habiendo tomado la copa, dio gracias y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros... Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:17-19)
Y asimismo debemos recordar algunas
actividades que no deben faltar en nuestras vidas:
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“Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos... y de los maltratados... Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios...Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis...” (Hebreos capítulo 13)
Que el Señor no tenga que decirnos,
como en Marcos 8:17-21:
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“...¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?... ¿Cómo aún no entendéis?”
Todo lo que Dios hizo debe permanecer
en nuestra memoria y llevarnos a ser agradecidos y glorificar su
nombre.
Recordemos: Si
olvidamos su Obra, perderemos de vista su Persona y no difundiremos su
Palabra.
TBS
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