Leer Salmo 89
“Muchos salmos que comienzan con
quejas y oraciones, terminan con gozo y alabanza, pero éste comienza con gozo y
alabanza y termina con quejas y peticiones. No se sabe cuándo y por qué fue
compuesto pero las circunstancias apuntan al tiempo del derrumbamiento nacional
ante los babilonios” (Mathew Henry)
No sabemos casi nada del autor del
Salmo 89 excepto que su nombre era “Etán ezraíta” y que según 1 Reyes
4:31 era un hombre reconocido por su gran sabiduría. Lo que sí podemos deducir
es que a la hora de componer esta canción estaba perplejo tratando de conciliar
sus creencias con las circunstancias que vivía su nación. Él sabía que Dios es
Fiel y que su Pacto con David es inconmovible pero también que el juicio había
caído sobre Su Pueblo y en apariencia los alcances del Pacto estaban
condicionados. De todas maneras podía descansar en el Dios que es el Dador del
Pacto y que es “Bendito para siempre”, o sea, aún más allá de los
fracasos humanos…
El salmista explica el
Pacto…
-
“Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente… Hice pacto con mi escogido; juré a David… Para siempre confirmaré tu descendencia… Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte… Porque tú eres la gloria de su potencia…” (Salmos 89:1-18)
John Mac Arthur comenta este
pasaje: “El Pacto Davídico que culmina con el reinado del Mesías fue
establecido en 2 Samuel 7 (cp. 1 Reyes 8:13; 1 Crónicas 17; 2 Crónicas 21:7;
Salmos 110, 132). El Pacto estaba en forma de una concesión regia pactada en la
elección por parte de Dios, el Gran Rey, de David como su rey vasallo. En esta
clase de pacto, la persona con quién el Señor establecía el pacto podía violar
sus estipulaciones y el Señor quedaba, sin embargo, obligado a mantener el
Pacto”. Es decir, las Promesas estaban basadas en la Fidelidad de Dios y
esto era motivo de alabanza y gratitud para el Pueblo porque Él no habría de
defraudarles…
El salmista explica el
Propósito…
-
“Entonces hablaste en visión a tu santo… Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción… Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí…” (Salmos 89:19-37)
Como dice Charles Spurgeon: “Es
su propio pacto. Él lo ideó, lo redactó y voluntariamente entró en él; por
tanto, Él lo tiene en gran estima. No es el pacto de un hombre, sino que el
Señor lo reclama como suyo”. Por ese motivo, su Propósito principal era
cumplir ese objetivo en la persona de David y su descendencia…
El salmista explica el
Peligro…
-
“Mas tú desechaste y despreciaste a tu escogido… Rompiste el pacto con tu siervo… Hiciste cesar su gloria, y echaste su trono por tierra… Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias, que juraste a David por tu verdad?...” (Salmos 89:38-52)
Si bien estaba establecido que el
Pacto era firme y eterno, el mismo Señor había declarado en los versículos 30 al
33 que una rebelión no alteraba el alcance de las Promesas pero podía traer
consecuencias no deseadas para Israel. Esto era lo que había sucedido, (aunque
el evento no está especificado y como mencionamos anteriormente podría tratarse
de la derrota a manos de los babilonios) y el salmista procura entender como
puede ser que convivan la fidelidad de Dios con su severidad y
juicio…
Como dijera oportunamente William
Binnie: “Un ojo enturbiado por la pena presente no ve muy lejos, ni abarca
tanto en su visión, como haría en otros momentos, o incluso en aquel mismo
momento si se enjugara las lágrimas y dejara paso a los rayos de luz que lo
aclaran todo”. Esto implica sencillamente que muchas veces nosotros, como
el salmista, nos sentimos abatidos por las circunstancias sin tener en cuenta el
Cuadro Completo del Propósito y la Voluntad de Dios…
Recordemos: Las
nubes y la oscuridad de hoy se despejan con el amanecer de mañana…
DECH
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