viernes, 10 de agosto de 2012

Dios es Nuestro Redentor…


Leer Salmo 88

“Esta triste queja no produce la impresión de un Salmo, ni podemos concebir como puede ser llamado con un nombre que denota un canto de alabanza o de triunfo; con todo, quizá fue intencional llamarlo así para mostrar en que forma la fe “se gloria en las tribulaciones”. Con toda seguridad, si hay algún cántico de tristeza y un salmo de lamentación, es éste” (Charles Spurgeon)

En muchos sentidos el Salmo 88 es excepcional, ya que normalmente los cantos que expresan un ánimo angustiado concluyen con una nota de esperanza, pero como dice Mathew Henry: “Este salmo es una lamentación y no concluye, como suelen acabar los salmos melancólicos, con la menor insinuación de consuelo ni gozo, sino que, de principio a fin, está envuelto en pena y tristeza”. A pesar de ello, podemos encontrar lecciones muy valiosas para nuestra vida en su lectura y reflexión…

Las Demandas de un angustiado…
  • “Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti… Porque mi alma está hastiada de males… Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción…” (Salmos 88:1-9)
“Las primeras palabras del salmo son las únicas que indican un poco de consuelo, pues antes de comenzar sus quejas, llama a Jehová “Dios de mi salvación”, lo cual insinúa que, por mal que le fuesen las cosas todavía esperaba de Dios la salvación” (Mathew Henry). Como dijera Charles Spurgeon: “En tanto que el hombre puede ver a Dios como su Salvador, para él nunca es medianoche por completo”.

Más allá de esta nota de esperanza todo lo que sigue es una lista de quejas y reclamos, lo cual es bastante lógico, ya que cuando una persona ingresa en un estado depresivo le cuesta ser objetivo al observar sus realidades y, normalmente, busca culpables fuera de sí siendo, con seguridad, Dios el principal demandado…

Los Desafíos de un angustiado…
  • “¿Manifestarás tus maravillas a los muertos?... ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia?...” (Salmos 88:10-12)
En la mentalidad del Antiguo Testamento los únicos en capacidad de alabar a Dios son los que viven en este mundo. El salmista expresa sentimientos de extrema angustia y se identifica con los muertos antes que con los vivos. Esto puede verse claramente en su mención a “los muertos”, “el sepulcro”, “el Abadón”, “las tinieblas” y “la tierra del olvido”. Su desafío a Dios era: “¿Se levantarán los muertos para alabarte?”, lo cual era un sinsentido en su concepción religiosa. Hubiera sido bueno que considerara a Job quien dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo, y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26). El hijo de Dios tiene esperanza porque en Cristo podemos afirmar: “¿Dónde esta muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” (1 Corintios 15:55)

La Depresión de un angustiado…
  • “Mas yo a ti he cantado, oh Jehová… ¿Por qué escondes de mi tu rostro?... Sobre mi han pasado tus iras y me oprimen tus terrores…” (Salmos 88:13-18)
El salmista se derrumba en un túnel de oscuridad lo que acarrea para él solo depresión. Es esencial en estos casos hacer las preguntas correctas no para hundirnos más en el pozo sino para descubrir dónde está la salida, sin perder la perspectiva de Su Carácter Amoroso y Su Buena Voluntad para con nosotros.

Como dice Charles Spurgeon: “Dios no puede obrar para nosotros como no sea en una forma recta y misericordiosa; por tanto, hay razón suficiente para cada golpe que recibimos de su vara en el juicio de su corazón amoroso; procuremos aprender esta razón y aprovecharnos de ella”

Recordemos: Dios es Bueno… eso es suficiente para mí…
DECH

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