La nota, titulada, “Consenso para
resolver angustias sociales” presentaba un panorama bastante oscuro de la
realidad: miseria, necesidad de asegurar el cumplimiento de la ley penal...
aprender a los errores... fórmulas contraproducentes... inseguridad...
inflación... dramas... y luego agregaba: “No podemos condenar a millones...
a preguntarse como ese personaje de... “¿Por qué yo no puedo vivir sin
esperanzas, como todos los demás?”
¡Vivir sin esperanzas! ¿Cómo
podríamos? Sin embargo, la Biblia nos asegura que esa era precisamente nuestra
condición:
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“Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza” (Job 7:6)
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“En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12)
Cristo... ¡Qué diferencia produce en
la vida!
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“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2)
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“...a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27)
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“Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro salvador, y del Señor Jesucristo, nuestra esperanza” (1 Timoteo 1:1)
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“...sino por la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios” (1 Pedro 1:21)
En las etapas de vida en que pasamos
por experiencias difíciles o dolorosas, tenemos una promesa inalterable de parte
de Dios:
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“Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como segura y firme ancla del alma...” (Hebreos 6:17-19)
Demasiada gente vive cada día sin
esperanza. Debemos ser agradecidos al Señor porque ya no semos parte de esa
multitud...
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“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4)
Entonces ¡trabajemos arduamente para
que todos los demás lleguen a tenerla también!
Recordemos: Dios
nos dio Esperanza por su Gracia... otros la necesitan y esperan
recibirla.
TBS
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