miércoles, 24 de octubre de 2012

Miradas...


En la nota, un vendedor decía que en una ocasión, alguien le dio este consejo: “Si usted desea algo de mí, antes tiene que enseñarme sus ojos. Desde entonces no he dejado de hacerlo, y sólo he cosechado buenos resultados. Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, podrá sustituir a la mirada del ser humano”

Se dice que los ojos son las ventanas de nuestro ser interior; ellos expresan alegría, tristeza, miedo, dolor, recelo, seguridad. Nos resulta muy difícil dominar o controlar lo que manifiestan, y, a veces, aún con movimientos que creemos imperceptibles para los demás.

En Proverbios 15:30 leemos:
  • “La luz de los ojos alegra el corazón...”
Los ojos tuvieron un lugar preponderante en ocasión del primer pecado cometido por el ser humano:
  • “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales” (Génesis 3:7)
La Biblia nos enseña hacia dónde debemos dirigir los nuestros:
  • “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...” (Hebreos 12:1-2)
El Señor Jesucristo tuvo diferentes miradas hacia o a causa de lo que lo rodeaba en su paso por la tierra:

Compasiva:
  • “Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿de dónde compraremos pan para que coman éstos?” (Juan 6:5)
Agradecida:
  • “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado” (Juan 11:41-42)
Confiada:
  • “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti” (Juan 17:1)
Esteban tuvo esperanza en lo último que vio:
  • “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (Hechos 7:55)
Hay buenas y malas miradas, y el fin de ambas es muy diferente uno de otro:
  • “Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” (1 Samuel 18:9)
  • “...mirará con malos ojos a su hermano...” (Deuteronomio 28:54)
  • “Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será dar su último suspiro” (Job 11:20)
Lo más importante es la manera en la cual Dios nos ve:
  • “Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, su párpados examinan a los hijos de los hombres” (Salmos 11:4)
  • “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá” (Salmos 101:6)
  • “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmos 116:15)
Recordemos: Que nuestros ojos miren a El... Y que los Suyos nos aprueben...
TBS

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