La nota de última actualidad y moda,
decía: “Tras una revisión exhaustiva de investigaciones sobre la pérdida de
peso... descubrieron algo fascinante: no todos los alimentos están creados de la
misma manera cuando se trata de eliminar kilos. Estos parecen tener capacidades
especiales para persuadir a su cuerpo de acumular grasa” Luego, describía
los alimentos más efectivos para estos propósitos.
Nos preocupamos por ser y vernos
saludables y hermosos por fuera, considerando la opinión de los demás y los
parámetros de moda, pero ¿Caminamos por la vida llevando peso extra sobre
nuestras almas? ¿Tenemos un interior sobrecargado, pesado, arruinado por el
pecado, la culpa, el dolor?
La Biblia nos dice:
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“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:1-3)
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“Nada hay sano en mi carne... no hay paz en mis huesos... Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí” (Salmos 38:3-4)
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“Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo, y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra” (Salmos 44:25)
Una creciente cantidad de estudios
sugiere que los períodos repentinos de actividad física intensa, en los que el
corazón late con fuerza son la forma más efectiva para quemar calorías y
mantenerse en forma. Sin embargo la Biblia nos asegura que el ejercicio solo no
nos sirve:
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“Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8)
En cambio, si combinamos un
ejercicio determinado, que hará latir apresuradamente nuestros corazones junto
con el alimento más saludable que existe, hará que nuestros pies se aligeren y
que nuestras cargas dejen de pesarnos:
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“...¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32)
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“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28.30)
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“Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos... sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta” (Salmos 107:5,9)
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“...Ejercítate para la piedad” (1 Timoteo 4:7)
La Palabra de Dios es el alimento más
saludable; la confianza absoluta en el Señor Jesucristo, el mejor
ejercicio.
Recordemos: La
Belleza y Salud de nuestras almas es incomparablemente más valiosa que la de
nuestro exterior...
TBS
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