jueves, 8 de noviembre de 2012

Belleza genuina...


Existen diferentes miradas acerca de la belleza según pasan los años. Las opiniones en el diario decían que existió en su momento la moda de la nariz respingada y muchas mujeres se operaron para lograrla. Insiste en que la oferta del momento es la que genera demanda de determinadas cirugías corporales. Algunos referentes de la moda apuestan a la belleza natural, otros promueven la belleza elegida.

En el aspecto físico deberíamos aceptar lo natural por sobre lo artificial, pues así es como nos hizo Dios con un propósito. En el Salmo 139 se detalla específicamente que Dios nos formó parte por parte como Él quiso:
  • “Porque tú formaste mis entrañas, tu me hiciste en el vientre de mi madre... no fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos...”
Pero en cuanto al ser interior, debemos elegir nuestra belleza, pues quedarnos con lo natural trae como resultado la muerte eterna ya que ésta es nuestra condición humana caída:
  • “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14)
  • “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado... Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:6)
En cambio, podemos tener una nueva vida según lo que la Palabra nos dice:
  • “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4)
  • “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna... El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios... El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él... De cierto, de cierto, os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida... Pero hay algunos de vosotros que no creen... Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, ni no le fuere dado del Padre” (Juan 3:16-18; 3:36: 5:24; 6:64)
Esta belleza que adquirimos se debe al cambio radical que se produce en nuestro interior por la obra de Dios:
  • “Tú diste alegría a mi corazón...” (Salmo 4:7)
  • “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13)
Recordemos: Dios embellece nuestra vida desde adentro hacia afuera...
TBS

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