domingo, 25 de noviembre de 2012

Libres... para testificar...


El diario reproducía la frase del personaje de un libro famoso: “¿Eres para tu amigo aire puro, pan y medicamento? Hay quienes no pueden desatar sus propias cadenas y sin embargo, para sus amigos son salvadores”

Me hizo pensar en lo que la Biblia nos dice que tenemos cuando vivimos en comunión con el Señor:

Pureza y vida, según Juan 4:10-11 y Hebreos 10:22:
  • “Respondió Jesús y le dijo: si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva... Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”
  • “Así que hermanos... acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”
Alimento, según Salmos 107:9; Proverbios 13:25 e Isaías 55:2:
  • “Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta”
  • “El justo come hasta saciar su alma...”
  • “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”
Medicina, según Proverbios 3:7-8 y 4:20-22
  • “...Teme a Jehová y apártate del mal. Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos... Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”
Sin embargo, ningún prisionero puede ser libertador de otros como él:
  • “Y les decía una parábola: acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?” (Lucas 6:39)
  • “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34-36)
Necesitamos conocer la libertad que nos da el Señor Jesucristo para transmitirla a otros prisioneros como nosotros:
  • “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más” (1 Tesalonicenses 4:1)
  • “...lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos...” (1 Juan 1:2)
Recordemos: No podremos hablar de Dios sin conocerlo... no podremos callar si lo conocimos...
TBS

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