sábado, 3 de noviembre de 2012

Con apoyo familiar...


La nota presentaba a los bebés prematuros, habiéndose conmemorado una fecha de recuerdo acerca de dicha condición, y hablaba de la necesidad imperiosa de contar con la atención adecuada, la unidad y contención familiar, el aliciente del contacto físico. Explicaba que debido al bajo peso al nacer se pueden suscitar innumerables complicaciones y el hecho de sentir la cercanía paternal es esencial, lo cual muchas veces es impedido o restringido en las salas de neonatología, en aras de la protección inmunológica que es también indispensable para el buen desarrollo del bebé. Sin embargo, todas las recomendaciones apuntaban a unir ambos esfuerzos, pues el bienestar físico se incentiva con el apoyo emocional.

En la Biblia no se habla de bebés prematuros... sí se menciona a los “bebés” espirituales:
  • “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor” (1Pedro 2:2-3)
Debemos entender que formamos parte de una Familia:
  • “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9-10)
  • “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19)
Cuando comenzamos en nuestra nueva vida en Cristo, necesitamos todo tipo de cuidados, y esto puede continuar siendo necesario si no crecemos y nos fortalecemos adecuadamente:
  • “De manera que yo hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía” (1 Corintios 3:1-2)
  • “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones... Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos” (Romanos 14:1; 15:1)
  • “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos...” (Hebreos 10:24-25)
¿Qué necesitamos para fortalecernos y crecer en la fe?
  • “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:17-19)
  • “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás” (2 Tesalonicenses 1:3)
La Biblia nos enseña provechosamente como cuidarnos y fortalecernos unos a otros, como la Familia de Dios que somos.

Recordemos: Si obedecemos las indicaciones, creceremos con fortaleza, mucho mejor que viviendo aisladamente...
TBS

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