lunes, 5 de noviembre de 2012

Coherentes...


La nota presentaba la realidad del dicho “ataca porque se enfrenta a algo difícil y no sabe cómo hacerlo... se muestra hiperactividad cuando no se sabe bien cómo proceder”; luego se citaba el dicho: “no creas en todo lo que yo digo, sino en lo que hago”. Se refería a aquellos que tienen un discurso público, muchas veces divorciado de la praxis privada.

Precisamente la Biblia nos enseña a tener coherencia entre lo que pregonamos y lo que actuamos. Nos lleva a que nuestros dichos sean reforzados con hechos concretos. Y en caso de no hacerlo así, nos llama mentirosos:
  • “Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres...” (Mateo 23:3)
  • “Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad” (Santiago 2:12)
  • “(Porque la vida eterna fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo... Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado...” (1 Juan 1:2-10)
Dios no va a juzgarnos simplemente por palabras, sino por hechos:
  • “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27)
Si estuvimos actuando mal, o nuestra vida no es coherente con nuestras palabras, podemos modificarlo como nos dice Romanos 2:
  • “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otros, te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad... ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a su obras...”
Recordemos: Hablemos de Cristo y de su Palabra, viviéndolo en forma práctica cada día...
TBS

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