martes, 27 de noviembre de 2012

Poder del Espíritu...


Leemos en el diario: “El poder del espíritu sobre el cuerpo es inigualable. Muchas dolencias son más imaginarias que reales. Hay gente que está enferma. Hay gente que se vuelve enferma. Hay gente que se cree enferma” (Richard Nielsen, biólogo inglés)

Esto es perfectamente aplicable al cuerpo humano y sus emociones. Pero para aplicarlo al espíritu del ser humano, debemos ampliarlo y complementarlo. La Biblia nos dice que todos estamos enfermos espiritualmente. Y la enfermedad es tal que conduce a la muerte, irremisiblemente...
  • “Y él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1)
  • “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12)
Jesús afirmó lo siguiente:
  • “...Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17)
  • “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido” (Mateo 18:11)
¿Qué hace Dios para librarnos de esta condición de enfermedad y muerte? Nos da Vida:
  • “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra... vivifícame en tu justicia... tu dicho me ha vivificado... Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado” (Salmos 119:25, 40, 50, 93)
  • “Y éste es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida...” (1 Juan 5:11-12)
Esto no necesariamente se traducirá en sanidad del cuerpo, porque hubo hombres de Dios, en perfecto estado espiritual que tuvieron enfermedades terribles o incurables:
  • “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal... hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla...” (Job 1- 2)
  • “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera...” (2 Corintios 12:7)
  • “Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios...” (Gálatas 4:13-14)
  • “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1Timoteo 5:23)
El Poder verdadero del Espíritu Santo otorga la fortaleza para sobrellevar la decrepitud del cuerpo:
  • “...me fue dado un aguijón en la carne... respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:7-9)
Recordemos: Solamente Dios nos provee fortaleza espiritual para sobrellevar las debilidades humanas...
TBS

No hay comentarios:

Publicar un comentario