En la Biblia leemos: “En la boca
del necio está la vara de la soberbia...” (Proverbios 14:3)
En la nota se destacaban las frases
pronunciadas acerca de una persona ocupando un lugar de mucha influencia:
“Sobró soberbia... atribuyéndose virtudes y nada más que virtudes y evitando
toda autocrítica... exagerar hasta la distorsión los
resultados...”
El Diccionario define
“soberbia” como “Estimación excesiva de sí mismo con menosprecio de
los demás. Deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la
propia vanidad, del yo o ego”
Son sus sinónimos “altivez,
arrogancia, vanidad” y sus antónimos “humildad, modestia,
sencillez”
¡Cuánta claridad encontramos en las
advertencias de la Palabra de Dios para no caer en este sentimiento!
La soberbia va en contra de
Dios:
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“Mas la persona que hiciere algo con soberbia... ultraja a Jehová...” (Números 15:30)
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“Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos” (Nehemías 9:16)
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“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6)
Daña a nuestros
semejantes:
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“Oh Dios, los soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de violentos ha buscado mi vida” (Salmos 86:14)
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“Los soberbios se burlaron mucho de mí, mas no me he apartado de tu ley... Contra mí forjaron mentira los soberbios, mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos” (Salmos 119:51,69)
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“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores...” (2 Timoteo 3:2-3)
Debemos estar atentos para no caer en
ella:
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“Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión” (Salmos 19:13)
-
“Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala, y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:16-17)
Librarnos de la soberbia y practicar
la humildad es un ejercicio que debemos realizar de manera consciente y con
esfuerzo:
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“El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad” (Proverbios 15:33)
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“Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3)
-
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Colosenses 3:12)
El Señor Jesucristo, que tenía todo
el derecho de mostrar su magnificencia, nos dio el mayor ejemplo de
humildad:
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“Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” (2 Pedro 1:17)
-
“... aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón...” (Mateo 11:29)
Recordemos: Imitemos
a nuestro Señor en cada acto de nuestra existencia y El nos exaltará si lo
creyere necesario.
TBS
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