viernes, 8 de marzo de 2013

No caigamos... no callemos


La Biblia nos dice: “... Si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40)

La nota relataba la ardua, triste y dura lucha de una mujer por hallar a su hija secuestrada y desaparecida hace ya muchos años. De ella se decía: “Luchadora incombustible... ni se cayó ni se calló..... es el ejemplo de perseverancia… y si en algún momento se dobla, jamás se quiebra... no está para esas licencias... tiene que encontrar a su hija...”

El Apóstol Pablo nos hablaba en sus cartas de la manera en que él y nosotros debiéramos luchar por la causa que tenemos en nuestra vida, por aquello que nos fue encomendado:
  • “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio” (1 Corintios 9:16-17)
En ocasiones podremos considerar que la tarea nos excede:
  • “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4:7-10)
Precisamente en esos momentos en que pensamos que no podemos continuar, es donde debemos recordar quién es el que nos provee de lo necesario para hacerlo:
  • Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios... Cristo, poder de Dios y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:18, 24)
  • “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros” (2 Corintios 13:4)
  • “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da...” (1 Pedro 4:11)
La gracia del Señor es la que nos sostendrá dándonos un incentivo superior a cualquier otro conocido:
  • “De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido” (Hechos 14:26)
  • “Y si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. Porque el amor de Cristo nos constriñe pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos murieron... Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:13-14; 20)
Recordemos: El que nos encomendó la tarea, nos dará lo que necesitemos para llevarlo a cabo con éxito.
TBS

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