domingo, 10 de marzo de 2013

Verdadera transformación


En la Biblia leemos: “El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:21)

En la extensa nota se decía acerca de un conocido líder mundial: “le cambió la cara a... pero no introdujo transformaciones sustanciales a nivel... A pesar de contar con un tesoro... nunca utilizó esa potencia para cambiar... ni para promover... ni para romper la dependencia de...”

Un líder humano puede generar algunos cambios temporales en su medio ambiente, pero depende de su propia estrategia y recursos. Solamente Dios produce una transformación plena y completa en el ser humano, quien luego a su vez ejerce influencia en su entorno:
  • “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:10)
  • “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2 Corintios 4:16)
  • “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:4-5)
Un simple cambio de cara también puede lograrlo un buen maquillaje, pero la transformación interna que transfigura el rostro es algo muy diferente:
  • “Tú diste alegría a mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto” (Salmos 4:7)
  • “El corazón alegre hermosea el rostro...” (Proverbios 15:13)
Un tesoro terrenal, por más valioso que sea, puede gastarse, perder brillo o desaparecer si no es bien invertido y reproducido. El tesoro que Dios nos da es inagotable:
  • “Para hacer que los que me aman tengan su heredad, y que yo llene sus tesoros” (Proverbios 8:21)
  • “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7)
La potencia del evangelio de Cristo no tiene igual:
  • “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:3-4)
  • “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18)
¿Deseamos cambios personales visibles y duraderos y que puedan influenciar a nuestro alrededor? Solamente Dios puede hacerlos:
  • “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18)
  • “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16)
Recordemos: Lo terrenal desaparece... la Obra de Dios en nosotros permanece por la eternidad.

TBS

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