lunes, 4 de marzo de 2013

No a nosotros...


En la Biblia leemos: “... amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Romanos 13:9)

La nota de la revista, cuyo título era “La autoayuda frívola”, decía lo siguiente: “... las trampas más frecuentes que plantean las disciplinas y prácticas para el bienestar interior... Guías sospechosas y egoísmo disfrazado de autoestima... mezclando religiones, corrientes filosóficas y obviedades se convirtió en un negocio millonario”

Realmente me sorprendió leerla. Los puntos que marcaba eran muy interesantes. Uno de ellos era: “La autorreferencia o el exceso de amor a uno mismo... cómo mediante dosis exageradas de enamoramiento a uno mismo se hace la convivencia con el otro cuesta arriba...”

No se encuentran en la Palabra de Dios indicaciones expresas a “amarnos a nosotros mismos”, sino a amar a los demás como ya se sabe que nos amamos a nosotros:
  • “No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová... como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo...” (Levítico 19:18,34)
  • “... Amarás a tu prójimo como a ti mismo... Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:19, 22:38-39)
  • “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gálatas 5:14)
  • “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis” (Santiago 2:8)
Sí, se nos remarca bastante esta distinción. Porque Dios sabe que ella nos hace falta... Nuestra tendencia natural es egoísta y por ello es que no necesitamos incentivarla, sino motivarnos a mirar a los demás y actuar en beneficio del prójimo:
  • “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gálatas 5:15)
  • “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” ((Filipenses 2:3-4)
La palabra “egoísta” es sinónimo de “mezquindad, avaricia, miseria” y esas actitudes no son agradables a nuestro Señor y además alejan a las personas de la Verdad:
  • “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural... aborrecedores de lo bueno... que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:2-5)
En cambio, si seguimos el ejemplo del Señor Jesús, podremos mostrar el amor de Dios en nuestras actitudes hacia el prójimo:
  • “Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres...” (Filipenses 2:5-8)
Recordemos: El Señor Jesucristo se entregó a sí mismo por nosotros. Miremos cómo vivimos entonces, entre nuestros semejantes.
TBS

No hay comentarios:

Publicar un comentario