viernes, 30 de agosto de 2013

El Peligro que enfrentamos...

Aunque nos duela reconocerlo, la maldad no es lo único malo que hay en este mundo… Podemos llevar una larga existencia como verdaderos santos pero a pesar de ello terminar la carrera fallando seriamente a Dios y a quienes confiaron en nosotros. Salomón es un caso paradigmático en este sentido… ¿Cómo es posible que aquel joven rey tan prometedor terminara de la manera en que lo hizo?

Su Comienzo: En los primeros capítulos de 1 Reyes descubrimos como la sucesión al trono de David estaba llena de intrigas palaciegas dignas de una novela de Shakespeare y en medio de esta situación, Salomón fue ungido como nuevo rey en Israel. Tuvo un período de establecimiento en el reinado, en el cual toma fuerza…
  • “Y el reino fue confirmado en la mano de Salomón” (1 Reyes 2:46)
Su Crecimiento:La frase que describe este tiempo en la vida de Salomón se encuentra en 1 Reyes 3:3:
  • “Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David”
Aparentemente el joven rey había captado el sentir de su padre, un hombre “conforme al corazón de Dios”, y por ese motivo procuró establecer bases sólidas a su reinado.

Su Clímax:Su ascenso fue lento al principio, pero a medida que se dieron las condiciones adecuadas éste tomó un rumbo vertiginoso que lo catapultó a las alturas de la consideración popular.
  • “Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón” (1 Reyes 10:24)
En ese momento, Salomón se encontraba en el punto mas atractivo de su vida; era reconocido, tenía poder, todo sonreía a su alrededor. Fue entonces donde sin querer firmó el acta rendición… A partir de entonces solo le esperaba el fracaso…

Su Caída:Un rey escogido por Dios debía ser celoso en guardar unos pocos requisitos:
  • “Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos… Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia…” (Deuteronomio 17:16-20)
A pesar de haber empezado tan bien, a la hora de la verdad hizo todo al revés… observemos:
  • "Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes” (1 Reyes 4:26)
  • “Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón” (1 Reyes 11:3)
En algún punto Salomón dejó de amar a Dios y comenzó a amarse a sí mismo, y por causa de su egoísmo buscó satisfacción en caballos, mujeres y riquezas… ¿Somos diferentes a Salomón? No, enfáticamente ¡No!… La vida es un peligro para aquel que pierde el objetivo y va tras la satisfacción personal.

Recordemos: “Terminar bien” es la meta de quien desea tener una vida exitosa...
DECH

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