domingo, 4 de agosto de 2013

Miradas...

En la Biblia leemos: “...porque tenía la mirada puesta en el galardón” (Hebreos 11:26)

La frase de una conocida actriz de fama internacional decía: “La gente suele decir que la belleza está en los ojos de quien la mira, y yo pienso que lo más liberador de la belleza es darte cuenta de que eres tú quien la mira”

Nuestros ojos pueden tener miradas diversas, podemos mirar cosas buenas o malas:
  • “He aquí como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros” (Salmos 123:2)
  • “Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades” (Proverbios 23:33)
Podemos preguntarnos ¿Qué deseamos mirar? ¿Busca nuestro corazón mirar a Dios, como el del salmista?
  • "Una cosa he demandado a Jehová,  ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Salmos 27:4)
Estemos seguros que al mirar al Señor podremos ver Su Obra y lo que le costó llevarla a cabo a nuestro favor:
  • “Y derramare sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10)
Y Aquel que nos da la Vida, la Salvación, el que nos lleva a la Eternidad llegó al punto de no tener belleza alguna:
  • “...¿sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido...” (Isaías 53)
Sin embargo precisamente esa condición y esa Obra Eternal es lo que nos permite elevar la mirada, disfrutando de toda la belleza de la Victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte:
  • “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad... Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad...” (Salmos 29:2; 96:9)
  • “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre... En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos meditaré” (Salmos 111:3; 145:5)
Y cuando la Obra de Dios se plasma en nuestro interior, queda reflejada en el exterior:
  • “El corazón alegre hermosea el rostro...” (Proverbios 15:13)
Recordemos: Elevemos nuestra mirada al Señor, y  reflejaremos toda la belleza de Su Santidad...
TBS

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