domingo, 25 de agosto de 2013

¡Olvidemos el Pasado!

Leemos: “Tiempo y ocasión acontecen a todos” (Eclesiastés 9:11)

Esto se menciona después que Salomón se refiere a situaciones sumamente paradójicas:
  • “ni es de los ligeros la carrera”
  • “ni la guerra de los fuertes”
  • “ni de los sabios el pan”
  • “ni de los prudentes las riquezas”
  • “ni de los elocuentes el favor”
Si observa con atención esta lista se dará cuenta que habla de virtudes altamente valoradas en nuestra sociedad elitista y que normalmente van asociadas con el éxito…

Pero Salomón sabiamente afirma que ninguna de esas cualidades puede asegurarnos la victoria… ¿Por qué?… Simplemente, “a todos les llegan buenos y malos tiempos” (NVI)
Tenemos en nuestros recuerdos elencos deportivos que con su sola presencia debían adjudicarse algún torneo. La prensa suele llamarlos “Equipo de los Sueños”, “Los Fantásticos” o cosas por el estilo… Se daba por hecho que el camino a la victoria estaba asegurado y el título de campeón sería solo asunto de “coser y cantar”. En la mayoría de los casos la caída resonó demasiado fuerte, porque cuando nadie lo esperaba fueron superados por jugadores de menor jerarquía pero unidos por un gran sentido de equipo y mucha motivación…

El Apóstol Pablo daba su testimonio personal en referencia a este asunto de la siguiente manera:
  • “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”  (Filipenses 3:12-14)
Tener la capacidad de “olvidar lo que queda atrás” es esencial para vivir plena y maduramente.

Solemos considerar que debemos dejar las cosas malas, lo cual es aconsejable, pero Pablo no habla solo de ellas, sino de muchas virtudes, hechos o victorias que pueden confundir nuestra visión haciéndonos creer que ya sea porque hemos sido ligeros, fuertes, sabios o prudentes no tendremos inconvenientes en salir airosos ante los diferentes desafíos que tenemos por delante.

¡No podemos hacer nada que nos asegure un buen resultado!, por lo tanto es fundamental olvidar el pasado (sea bueno o sea malo) y vivir el presente plenamente sabiendo que en el día a día construimos un futuro venturoso…

Recordemos: No nos quedemos dormidos en los laureles… Se secan demasiado rápido y no sirven como almohada…
DECH

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